La batalla

522 28 6
                                    

Un sonido estridente los despertó. En la sala se habían abierto una especie de trampillas en el techo, por las que empezó a salir humo blanco. Parece que de nuevo les estaban rociando con gas somnífero. Zoro, justo antes de dormirse vio como se llevaban a Sanji y a Chopper, y le pareció ver que apartaban de allí también a Hiyori.

- No... No le hagáis... Daño... - acertó a pronunciar justo antes de dormirse.

Cuando Zoro volvió a despertarse se hallaba completamente solo en una celda. En la puerta, por el otro lado de la reja, vio acercarse al hombre que menos deseaba ver en ese instante.

- Maldito bastardo... - le espetó Zoro - ¿Dónde están los demás? ¿Qué le hiciste a Hiyori?

- Vas muy rápido, cazador de piratas Zoro - le respondió riéndose Kojuro - realmente mi chica te importa, ¿eh? Bueno, no pasa nada, ya que no puedo obligarla a casarse conmigo ideé junto con mis subordinados una forma de datos muerte absolutamente magnífica! Ya verás, te encantará.

Kojuro accionó un mecanismo que hizo que la celda de Zoro se abriera por la parte de atrás, dando entrada a un campo rodeado por una gigantesca muralla en forma circular.

- ¿¿Qué significa esto?? - gritó Zoro

- Es un antiguo campo de entrenamiento samurái - le respondió Kojuro - te encantará. ¡Qué empiece el espectáculo!

Cuando Kojuro pronunció estas palabras dos hombres encapuchados salieron de otra puerta del lateral de la muralla. Llevaban a Hiyori maniatada mientras la empujaban hacia el centro del campo, que al igual que Zoro debía de haber estado en una celda. Le habían cambiado la vestimenta: ahora no llevaba su típico kimono, sino un vestido de seda blanco semitransparente, muy fino y con unos escotes muy marcados. El pelo lo llevaba adornado con flores y perfectamente acicalado, nada que ver con el día anterior.

"Hiyori..." pensó Zoro. "Tranquila... Estoy aquí"

- Guapa ¿verdad? - lo interrumpió Kojuro - la hemos preparado especialmente para ti, sé que te resulta totalmente irresistible.

- Quítame estas esposas y te juro que te corto a la mitad, sucia rata!!! - le gritó el espadachín.

- Oe, oe... Tranquilo y observa.

Los hombres ataron a Hiyori de manos y pies a un mástil que se situaba en el centro del campo. Resultaba ser un mástil de gran altura, por lo que Hiyori quedó atada bastante alto.

- Bien - dijo Kojuro - sé que si te quitase esas esposas o si te diese tus espadas nos veríamos en serios problemas, además que sería menos divertido. ¿No quieres que a la princesa le pase nada, verdad? Pues tendrás que esforzarte mucho.

Una vez pronunciadas estas palabras Kojuro se alejó y Zoro entró en el campo dirección a Hiyori. Por fin, sus miradas se cruzaron, y aunque no se dijeron nada, se entendieron perfectamente. Hiyori estaba terriblemente asustada y Zoro no imaginaba lo que se le venía encima.

- Todo saldrá bien - le susurró.

Se oyó en todo el campo de batalla un sonido de más puertas abriéndose. De repente, entraron corriendo hacia la pareja tres mamíferos gigantes: un león, un tigre y un toro.

- Cazador de piratas Zoro!! - resonó la voz de Kojuro, que debía de estar hablando por una especie de altavoz - sabemos que eres tan fuerte como para vencer a King o para pelear con Fujitora con tus espaditas... Pero... ¿Qué harás esposado y sin ellas?

Mientras hablaba los animales, como si ya supieran cuál era su objetivo, ignoraron a Zoro y se dirigieron corriendo hacia Hiyori, con ansias de matarla.

- Oh no - murmuró Zoro - eso sí que no.

Igual que si de una onda expansiva se tratase, el Haki del Rey de Zoro atemorizó a los enormes mamíferos y eso los hizo retroceder asustados sin que les causasen ningún daño.

- Me lo imaginaba, cazador de piratas - dijo Kojuro entre risas - no te preocupes, esto era sólo una toma de contacto. Ahora empieza lo bueno.

De las mismas puertas que salieron los animales empezaron a salir numerosos soldados, todos ellos con su correspondiente espada.

- Interesante, ¿verdad? - siguió diciendo entre risas Kojuro - son 300 de mis soldados más leales y mejor entrenados, unos asesinos a sueldo terriblemente fuertes.

Acto seguido Kojuro cogió aire para emitir un grito:

- ATACADLA A ELLA!!!! MATADLA!!!!!

Los soldados se dirigían a toda prisa al centro del campo, que era donde estaban el espadachín y la princesa. Hiyori, a duras penas por lo atemorizada que estaba, logró hablar:

- Zorojuro-san

Zoro se quedó mirándola atento.

- Te quiero.

A pesar de que en ese momento los soldados venían para matarlos, Zoro se quedó totalmente petrificado. Era la primera vez que alguien le decía algo así. Sólo pudo sonreírle como respuesta del shock que el pobre espadachín tenía.

"Si tengo que morir aquí" pensó el peliverde "que ella con su vestido de seda sea mi última imagen".

Los soldados ya estaban muy pegados a ellos y Zoro se disponía a atacar con toda la fuerza que las esposas le permitían.

De repente se oyó un estruendo tremendo y una parte de la muralla se derribó. En el polvo que provocó el derrumbe parecían distinguirse tres figuras.

- LAW, ROBIN, COCINERO ESTÚPIDO????? - gritó Zoro verdaderamente sorprendido - ¿¿Cómo puede ser??

En un rápido movimiento Law cortó las esposas de Zoro y Robin le lanzó sus tres espadas. Sanji, por su parte, se limitó a sonreírle mientras le respondía:

- En primer lugar nunca perdonaré a quien trate mal a una mujer. Y en segundo lugar... Ya que hay un espadachín imbécil que por fin parece que tiene sentimientos, la historia no podía terminar así.

______________________________

Un par de horas antes de la batalla, en la situación de Law y Robin...

- Mira, Tra-guy, aquí parece como si alguien hubiese pisado el suelo hace poco, hay manchas de pisadas.

- Sshhhh, escucha eso Nico-ya. Oigo algo.

Law y Robin oyeron sonidos por encima de ellos, como si estuviesen justo debajo de algún sitio donde hubiese gente.

- Tra-guy, yo también lo oigo.

- Es arriba - le respondió Law - Ven, cúbrete conmigo.

Law acercó a Robin y le pasó su brazo por encima, protegiendo la cara de la arqueóloga de posibles golpes que pudiera recibir.

- SHOCK WILLE - gritó Law a la vez que rompía el techo de dónde se encontraban provocando un gran derrumbamiento.

Robin y Law, aún abrazados, miraron hacia donde el médico había creado un agujero y oyeron una voz.

- Eso fue SUUUUUUPER!!! Ah...? ¿Qué hacéis abrazados?

- Carpintero-san!!! - gritó Robin mientras rápidamente se separaba de Trafalgar Law. ¿¿Qué haces aquí??

- ROBIN CHWAAAAAAAN, QUE ALEGRÍA VERTE!!!!

- Oh, cocinero-san, tú también estás aquí - dijo Robin sonriente mientras observaba que Trafalgar Law se había puesto algo serio con tanto entusiasmo por parte de Sanji.

Franky y Sanji les contaron como los habían dormido, el propio gas los había debilitado y como al resto de la tripulación los tenían también en celdas.

Cuando todos ya habían hecho un plan para escapar y sacar a los demás de allí, intervino Sanji:

- Yo voy a buscar las katanas de ese imbécil y a sacarlo de dónde se encuentre. Si lo dejo solo se va a perder y además - dijo mientras sonreía - le hice una promesa que debo cumplir.

Destinos cruzados (ZoroxHiyori)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora