I

659 59 40
                                    

Esta historia es una colaboración entre No25ii y yo.
Espero les guste.

༺🐙༻

(Ninomae Ina'nis.) -Repetía en su propio nombre en su cabeza como si se tratara de una oración.

(Ninomae Ina'nis, es un gusto conocerlos.)

Podía sentir las voces apagadas de sus compañeros de clase a sus alrededores, juzgandola y riéndose.

(Ninomae Ina'nis, es un gusto conocerlos.)

-¿De acuerdo, porque no te presentas? -Preguntó la voz de la profesora detrás de ella.

La chica levantó la mirada y abrió los ojos para ver todo el salón de clases en silencio, todos mirándola a ella como si se tratara de un bicho raro.

Abrio la boca y...

...

Ningún sonido salió de ella.

...

El sonido de sus propios latidos la ensordecia, y la hacía querer desaparecer del salón.

-¿Mmn?

-Adelante, preséntate.

-¡Lo-lo siento!

-Me lla-llamo Nimona--

-¡Lo siento!

-N-Ninamom--

-Ninoma--

-Está bien, no te preocupes.. -Interrumpío la profesora dándole una pequeña palmada en la espalda.

El salón estalló en carcajadas, riéndose de su desgracia mientras la transportaban en silla de ruedas hasta su mesa.

Lágrimas comenzaban a tirar de sus ojos, mientras hundió su rostro en sus manos.

Pase el verano en casa y en el hospital, en la sala de rehabilitación, para volver a aprender a usar las manos y brazos.

Me ayudaron personas cercanas al principio, pero con los días los exámenes y diferentes cuestiones del trabajo se alejaron progresivamente, hasta tener que hacer las clases yo sola con las demás personas que iban en diferentes evoluciones de sus programas.

Tenía que llegar agarrandome de unas barandas al final en la silla de ruedas, una vez, dos, tres, incontables veces avanzar para que una enfermera me lleve otra vez al comienzo.

Aunque me de ánimos y digan que era un buen avance, volver a hacer el mismo ejercicio una y otra vez me debilitaba cada vez, tengo que entender que esto es un milagro para mi.

En rehabilitación usualmente había una chica un poco mayor que yo con un problema similar al perecer, aunque podía caminar con ayuda de metales en sus piernas, ocasionalmente estaba con algún miembro de su familia, que al no estar acostumbrados no podían evitar dar una ojeada a mi progreso.

Otras personas mayores también venían a diario, con programas más laxos para adaptarse a sus cuerpos que aunque no tan dañados, si estaban desgastados por el paso de la edad.

Y como me imaginaba, el primer dia de clases, no solo con nuevos compañeros sino que en un nuevo y más avanzado nivel de educación, fue uno en el que apenas pude copiar algunas cosas, ni se diga hablar con otras personas o participar de la clase aunque sabía algunas respuestas, no levantaba la mano, ya no tanto por dolor en mis brazos, sino por dolor en mi pecho.

-No podía llorar ahora, tenía que suspirar y llevar ese dolor a mi pecho para ahogarlo y no pasar un rato aún peor.

La profesora se puso a dar la clase, olvidándose en parte de la existencia de nosotros como individuos y tomándonos como el grupo de preadolescentes que somos, no iba a darle un gran trato especial a nadie en particular, ella iba a hacer su trabajo de enseñar lo mejor posible, ejecutando todo lo que haya aprendido en sus cursos.

Nuestro tiempo. [ Ina x Polka ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora