Ayer

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Yo Fabiana Mendoza (barty MA) tenía frente a a la protagonista de esta historia quien compartió conmigo uno de los capítulos mas hermosos de su vida...

Yo tenía 16 años cuando todo empezó, exactamente en la década de los ochenta...
Me creía toda una señorita junto a mi hermana un año mayor que yo, valla que sí lo creíamos, los chicos nos miraban y eso nos hacía sentir más superiores, un día normal mis padres me pidieron hacer una encomienda.

-Mery ¿puedes ir donde el señor Ramon a ver mis zapatillas?- me pidió mi madre sin pensar que esa sola situación cambiaria mi año entero...mi vida entera.

-Claro ma' ¿puedo ir con Lilly?- ella aceptó ya que sabía que mi hermana y yo éramos inseparables, como suponía, Lilly aceptó encantada, pasamos por el taller de mi hermano mayor y nos hizo seña de que regresaramos rápido, tanto Lilly como yo teníamos varios pretendientes pero nunca habíamos prestado atencion a eso.

-Pasaremos por donde Don Ricardo- musito mi hermana encantada, frunci el ceño, no tenía idea de porqué se veía ilusionada.

-¿Y qué pasa con eso?- pregunté confundida.

-¿No has visto a su hijo?- me preguntó como si yo estuviera loca.

-Er...bueno, no- conteste neutra, ella dejó de caminar.

-¿Qué sucede?

-Ahí está- chilló mi hermana mirando detrás de mí, gire mi cabeza para mirar lo que mi hermana había señalado y me arrepenti en el mismo instante.

A unos metros más allá estaba un chico, lindo, qué digo, guapo, guapisimo, me sonroje de inmediato pues mi hermana había llamado su atención con sus chillidos y yo había girado mi cabeza como la del exorcista (esas fueron sus exactas palabras) y nos miraba burlón.

Baje la cabeza y seguimos caminando, tuve que arrastrar a mi hermana para que caminara, llegamos a la pequeña zapatería de don Ramón y entregó las zapatillas de mi madre.

-Gracias don Ramón- agradecimos las dos, él sonrió.

-Me le dan saludos a sus padres y dile a Milton que mañana iré por mi televisor- las dos asentimos y nos fuimos, yo no quería pasar por el taller de madera de don Ricardo, no, claro que no, me sentía ridícula, su hijo tendría que estar ahí.

-Oye Lilly...vamos por unos prensados (es un refresco con hielo raspado y distintas clases de jarabes ya sea de rosa, menta, crema)- tenía dinero y me retrasaria para así no tener que ver a aquel chico de cabello castaño casi rubio.

-¡Vamos!- ella me jalo y caminamos a la tienda del señor Eloy Ugalde...el prensadero, amabamos y aún amo esas delicias.

-Hola Don Eloy- saludó mi hermana, yo solo sonreí, no era tan confianzuda como ella.

-Hola niñas ¿qué desean?- sonrió, él ya sabía lo que queríamos.

-¡Yo quiero de rosa y crema!- exclamó Lilly alegre.

-Yo solo de crema.

-Enseguida- él comenzó a raspar el hielo y los colocó en dos vasos y encima le hecho lo que hacía que fuera una delicias del pueblo.

-¿También quieren cola?(se refiere a las gaseosas que acompañan a los prensados)

Aún después de ayerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora