REMEMBER ¹ | Liam Dunbar |

XV

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De algo hay que morirse

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En cuánto la antorcha se aparta y las llamas devoran todo su espacio, inicia la gran hoguera. Música se hace sonar y el público grita entusiasmado.

Cómo ya ha llegado a mencionar el entrenador Finstock en varias ocasiones, el escenario de la noche se podría resumir en un montón de adolescentes borrachos frente al fuego.

Cada uno tiene sus formas de divertirse, supongo.

Incluida Nerea McCall, que baila entre el cúmulo de gente junto a Malia Tate.

O Hale, como prefiráis.

— ¡Gracias de nuevo por la ayuda! — le grita la más joven a la otra, intentando sobrepasar el ruido de la música y aún cuando la coyote tiene buen oído.

Malia asiente después de darle un trago a su bebida.

— ¿No te preocupa discutir con tu hermano? — Nerea niega ante su pregunta.

Está tan harta de todo que, sinceramente, ha llegado a un punto que le da igual.

Aún cuando en un principio había estado de acuerdo en quedarse todo el tiempo posible en su casa, a salvo, por miedo a la lista de la muerte, la chica había cambiado de planes después de sus charlas con Hewitt y Hale.

La vida es muy corta para andar preocupándose por el qué podría pasar.

— Estás aquí, así que no estoy completamente "sola ante el peligro".— McCall vacía su vaso antes de seguir — Además, de algo hay que morirse.

Malia puede ser muchas cosas, pero definitivamente no es de mente positiva. No es que quiera que la hermana del alfa verdadero muera, pero si sabe que la chica no quiere que se inmiscuya, o hablar del tema.

Además, ambas han venido a la fiesta solo por una cosa.

Emborracharse y mandar lo demás a la mierda.

— Toma. — Nerea sonríe ante su salvadora de alcohol y acepta el vaso de la rubia.

Kelli no tarda en darse paso también para llegar junto a su amiga.

Ah, un detalle, cuando Nerea le ha agradecido a Malia, no era por llevarla a la fiesta.

Si no por ayudarla a llevar a dos amnésicas, además de ella, a la fiesta.

Si, todo muy responsable.

— Definitivamente necesitábamos salir de ahí. — habla la de rizos, después de escanear el lugar y dar una sonrisa — Creo que iba a volverme loca si veía a alguien más con una bata haciéndome preguntas.

Tammi, a su lado, asiente. Nerea hace un gesto para restarle importancia.

— Solo aprovechemos la noche, lo único que quiero ahora es divertirme.

De esta manera, las cuatro adolescentes se funden con la marabunta de fiesteros, disfrutando de la noche.

Todos sabemos que las cosas no van a salir como esperan.

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Scott McCall piensa que, después de tantos enemigos vencidos, tratar de controlar a una muchedumbre de adolescentes fiesteros no tiene por qué ser muy difícil.