capítulo diez

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Los nombres en muchos aspectos no les determinamos un significado, quedando como una palabra que nos designa y nada más. En cambio, a medida que nosotros nos acercamos a la otra persona y compartimos momentos que nos marcan profundamente, es ahí cuando ese nombre se vuelve notable, con un valor inigualable en nuestro pensamiento. Pero, cómo explicas que ese suceso te ocurría sin la existencia del nombre, sólo la persona. No hay explicación, porque ni siquiera yo misma podía entenderlo, tenía entendido que él se encontraba cerca, ya era parte de distintos hechos y logró centrarse en mis pensamientos, más no completaba la otra mitad; tener ese nombre que cumpliera la regla. 

A pesar de perder tantas oportunidades, cuales se postraron en mis manos y pronto extravié, la casualidad o cualquier otro evento impredecible nos situó en el mismo camino, y siendo totalmente extraño no me pareció lo correcto. Es cierto que pedí movilizar el tiempo y estructurar otro arriesgado encuentro, la manera en como aparecía sin implorar nada era emocionante, sabía de que manera provocarme sensaciones extraordinarias. Era tanta mi fascinación que distancié mis prioridades, en mi mente no cabía más que su incógnita, no lo podría considerar obsesión si no hay identidad, estaría mas hallado a la impresión, que una vez llama tu atención es complicado ignorar. La explicación de mi inconformidad era a causa del miedo, temía no ser lo que él podría esperar de mi y con el simple hecho de enfrentar a esa persona, quién anhelaba conocer días atrás, disminuía esa intensidad en el cuerpo. Reconozco que la posición actual cual sostenía no tenía sentido, de que sirve presuponer un acuerdo, cuando al momento retrocederás, pues esto lo definiría una perdida de tiempo y estar buscando sin una causa específica. 

¿De donde provenía este miedo? No estaba muy segura que responder, lo concentraban diminutos pedazos de muchísimas ideas, dudas y certezas. Tampoco podía excusarme a que se debía por los nervios, a estas alturas eso pasaba a segundo plano. Sí, lo conformaba la inseguridad, pero también trataba de instruir la decepción, cayendo al sentimiento de duda que nos inunda cuando creemos que una persona es deshonesta, y así tomando impulso a creer que ocurrirá lo contrario a lo que en un instante imaginé. En realidad ninguno de los dos se conocían (creo suponer), ya que tras haberme rescatado y cuidado de mi repetidas ocasiones no insinuaba que él tuviera el conocimiento apropiado de mi y claramente yo mucho menos tenía persuasión de algo tan mínimo como su rostro.

Por supuesto, en un determinado momento me tomé el descaro de llegar a idealizar su apariencia, y fue más de una ocasión, me guiaba principalmente de los protagonistas varones que vivían en mis libros favoritos, comics y películas románticas, nunca le puse una limitación concreta, dándome la libertad de imaginar con fluidez. Construí a partir de mis propios estándares su físico y personalidad. Un chico de facciones atractivas sacado de la ficción, con una sonrisa encantadora y confortable, de estatura alta, era opcional si se le añadían músculos y suficiente si compartíamos distintos gustos. Lo reflexioné, viniendo a la autenticidad que una fantasía de ese tamaño sería demasiado hiperbólica. Al contrario, menos aún contaba con características principales de él, como base de su ser. Consintiendo a mi intelecto para soñar despierta, desmidiendo las posibles consecuencias o contrariedad de lo antes planteado. Las posibilidades de no ser la única puesta en esta situación eran altas, siendo permisible que efectué lo mismo, crear una imagen sobrevalorada de mi, y contar con una particularidad  imposible, hasta desconocer la terrible enfermedad que emana en mi sistema cardiaco. Debido ha, conservo la opción de fomentar distancia como hemos estado llevando hasta el día de hoy. 

El detonante de este movimiento profundo estaba tranquilo, Hoseok prevaleció apocado a que decir y asimismo en su actuar, con el cuerpo bastante tenso e incómodo, su semblante quieto, inactivo de actividad al igual que me hallé yo. El silencio nos dominó, no tenía intención de articular palabra, mis labios pegados uno con otro me cohibían de mencionar cualquier cosa, además sin tener un propósito de conversación eran innecesarias, los sonidos desapercibidos ni se esforzaron en pronunciar con mi voz. Nuestras miradas no se cruzaban, ambas perdidas en la punta de los zapatos, precisaban lo perdidos que estábamos en medio de una ola desmedida de pensamientos por separado. Entonces surgió una reciente incógnita superior, cual en un fugaz segundo me estuvo haciendo cuestionar más la noticia de Hoseok, a pesar de que ya tenía entendido quién era él, no comentó la parte de cómo lo conoció. Y mas valía que solucionara mi pregunta o perdería la cordura. 

perfect + JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora