ღ Prólogo ღ

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Era un día normal para Choi Yeonjun, había partido de su casa muy temprano en la mañana, como la mayoría de los días en su vida lo único que lo despidió fueron los gritos de sus padres despreciándose el uno al otro. Ubicó en máximo volúmen los auriculares y sus lágrimas caían a la misma velocidad que sus pasos avanzaban.

Hace un tiempo había dejado de creer en el amor, solo le parecía algo totalmente absurdo y sin sentido, porque de alguna u otra forma todo termina acabando, dejando solo el dolor de los recuerdos que lo atormentan cada día.

No obstante, si el año anterior le hubieran preguntado que significaba para él el amor, habría respondido que era el sol después de una tormenta, era el pilar que permitía mantener en pie su vida, era el aire que necesitaba para respirar y el pedazo de su corazón que había llegado para completarlo. Respondería sin duda que era Choi Beomgyu.

Sin embargo, todo había cambiado y pudo comprobar que el amor era un asco, una maldita escoria que te consumía de a poco hasta carcomerte el alma, antes de abandonarte a merced de la vida, quién solo se deleitaba viéndote retorcer de dolor.

Sí, eso es lo que creía, pues todo lo que había tenido que pasar desde pequeño lo explicaba. El matrimonio fallido de sus padres solo fue el inicio de los males, la traición de su mejor amigo y la infidelidad acompañada de las hirientes palabras de su exnovio fueron los detonantes que lo llevaron a afirmar ello.

Se preguntaba día a día cuál era la razón por la que le tocó vivir aquello, por qué no podía ser como sus demás compañeros, que vivían sus vidas disfrutando cada día, abriendo sus corazones al mundo y sonriendo la mayor parte del tiempo. Se preguntó por qué él no tenía amigos como los demás y por qué se había cerrado a todo el mundo evitando a cualquiera que se le acercara.

No quería seguir siendo de esa forma, realmente ya no deseaba derramar lágrimas cada día, pero tampoco encontraba una salida a todos sus problemas. Se sentía impotente e inútil, ¿era posible que por su cuenta se haya tirado al abismo? Sí, probablemente, después de todo, era quién a cualquier mínima muestra de interés reaccionaba de manera defensiva y terminaba alejándose antes de abrirse.

Reconsideró el hecho de que Beomgyu haya tenido razón sobre él: no era más que un patético chico con miles de problemas que se disfrazaba de alguien genial para poder tener atención y así llenar el vacío que nunca lo haría.

Quizás también era alguien aburrido y con gustos horribles, que nunca llegaría a ser tan bueno como los demás, menos aún con lo desgraciada que era su vida, incluso no había podido mantener a su mejor amigo junto a él, demostrándose que no significaba nada más que una perdida de tiempo.

El que nunca sería feliz comenzaba a verse más real de lo que hubiese deseado.

El campus del instituto estaba a apenas unos pasos pero lo sentía tan lejano pues ingresar no le causaba ni un poco de emoción, si seguía asistiendo más que para su futuro lo hacía por su presente, después de todo, lo único que en ocasiones lo desconectaba de su mundo hecho pedazos, era el estudio. De igual manera no le quedaba más que eso.
Apagó la música de su móvil y guardó sus auriculares en la pequeña mochila que portaba, siguió avanzando secándose los últimos rastros de lágrimas con la manga de su suéter, aunque era algo innecesario, porque seguía seguro de que nadie notaría su llegada.

Eso era lo que creía él, mas jamás se percató de la mirada que lo seguía, ésta que pertenecía a un lindo chico pelirrojo.

La clase pasó a una velocidad que ni él lo creía capaz, y aunque su concentración no se encontraba al máximo unas cuantas fórmulas y ecuaciones lo podía recordar. Cuando al fin el horario de receso había llegado guardó sus materiales en su mochila y esperó pacientemente hasta que todos salieran del salón de clases. Odiaba salir al toque del timbre y ser atropellado por un montón de jóvenes acelerados que salían disparados como si el diablo los persiguiera.
Nunca comprendió cuál era la razón por la que debían comportarse como bestias corriendo a la cantina como si ésta pudiera irse. Después de todo, nunca faltaba nada.

Better and Better (YeonBin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora