Te amo

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Mis pasos sobre los charcos de lluvia hacen un eco en las oscuras y abandonadas calles de los canales de Ciudad Ninjago.

Miro hacia mis costados, observando al batallón de los Hijos de Garmadon siguiéndome el paso. Han estado acompañándome desde que el emperador Garmadon destruyó a Mr. E por haber fallado en capturar a Lloyd.

Lloyd...

Sería una mentira si dijera que no sé qué sentir sobre él. Es complicado, pero no por eso desconozco de mis sentimientos. Desde que perdí a mis padres, desde que me convertí en The Quiet One, lo he odiado. Centre toda mi existencia para vengarme y arruinar su vida, para destruirlo por dentro. Quería que sintiera la misma miseria que yo experimenté cuando mis padres murieron. Pero ahora, estando tan cerca de mi objetivo, solo siento arrepentimiento. Y es que, en el fondo, sé que lo he estado amando desde el momento en que lo conocí.

El amor es la cosa más bella y confusa que he experimentado en toda mi vida. Ese extraño, pero hermoso sentimiento fue capaz de anular todo el odio que sentía por Lloyd, hizo que dejará de sentirme miserable. Porque, a su lado, las sonrisas eran reales, ya que, por primera vez en mucho tiempo, era feliz.

El problema era que ni siquiera el sentimiento más bello de este mundo fue capaz de detener mi camino de venganza. Quizás mi mente estaba tan rota que ya no había vuelta atrás, puede que al estar tan cerca de revivir a Lord Garmadon no le vi el sentido al detenerme, tal vez, el compromiso que tenía con los Hijos de Garmadon me hizo continuar. Al final, el odio que tenía acumulado por mis padres muertos fue más fuerte que toda la felicidad que Lloyd podía darme o al menos, eso es lo que me dije, tratando de convencerme de que lo que había hecho era lo correcto. Todo eso se desvaneció cuando lloré al darme cuenta de que lo había perdido.

Lamentablemente, ya es demasiado tarde como para arrepentirse.

No por nada el emperador Garmadon nos ordenó cazar a su propio hijo.

Me gustaría hacer algo al respecto. Podría revelarme del emperador Garmadon y unirme a Lloyd para salvar Ninjago. Todo para que al final pueda recibir su perdón y así podamos darnos ese anhelado beso capaz de apaciguar el dolor de nuestras almas.

—¿Me escuchó comandante?

—¿Disculpa? —pregunté, dándome cuenta de que me había perdido en mis pensamientos.

—¿Por qué tenemos que estar aquí? —interrogó el Hijo de Garmadon del cabello blanco y alborotado— Se que no hemos avistado al Ninja Verde desde que capturamos al resto de su equipo, pero estoy seguro de que no se escondería en un lugar como este. —escupió, despreciando la zona en la que nos encontramos.

—Solo es un —me detuve—, presentimiento.

En realidad, no hay razón alguna por la que Lloyd estaría en un lugar como este. Simplemente nos lleve a los canales porque aquí fue donde Lloyd y yo nos conocimos mejor, donde nos enamoramos. Daría lo que fuera por regresar a esos tiempos. Esos en los cuales me sentía más viva que nunca. Ya que, aunque estuviera mintiéndole, lo que sentía era, es, algo real.

Sin darme cuenta, suelto una ligera sonrisa al recordar cómo éramos antes de que arruinara todo. Dicha sonrisa se desvaneció el momento que observó a los Hijos de Garmadon mirándome. Debo ser fuerte, mantener una figura fría para que nadie sospeche del martirio que sufro por dentro. Si ellos descubren la fragilidad de mi estado actual, me verán cómo alguien débil y esa gota será la que desbordara el vaso, la que va a destruirme.

Esta desconfianza de los Hijos de Garmadon es lo último que necesitaba. Ya tenía suficiente con que Ultra Violet haya estado tratando de reemplazarme desde que el emperador Garmadon llegó. Aun así, el problema mayor es el mismo Garmadon. No sé qué estaba pensando cuando se me hizo buena idea el traer de vuelta a la maldad encarnada a Ninjago.

Te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora