Morana
— ¿Qué es lo que me estas tratando de decir?– una voz masculina se escucha cercana.
— Señor, la encontré media muerta. Podría estar envenenada o llegando a su muerte– responde otro, con un tono un poco más formal y serio.
Escucho como unos pasos se acercan hasta mi y antes de que me toquen reacciono y me levanto, ocasionando que tenga una espada apuntando mi cuello en menos de un segundo.
Mi visión se torna algo borrosa pero aún así no bajo la guardia. Intento descifrar quienes son los que me rodean pero no reconozco ninguno.
Ocho alrededor de mi, con uniformes azules y dorados, el resto con uniforme plateado a excepción de los dos más cercanos. El de la derecha tiene una túnica larga y bordó, en cambio, el de la izquierda que me esta apuntando con su espada estaba vestido completamente de negro. Si no fuera por la luz que entraba desde una pequeña ventana en lo más alto de lo que parecía una torre, me sería casi imposible distinguirlo de la oscuridad.— Una sola palabra equivocada y te costará la vida– habla con rudeza el de negro. Lo miro confundida, a la mirada salvaje de su rostro. Hablaba en serio.
— ¿Qué quieres? ¿Oro? ¿Diamantes? ¿Matar más de los míos? ¿A niños tal vez?– apunta el de túnica esperando una respuesta que no va a llegar. Porque no lo sé, ni quiénes están a mi alrededor, ni qué pasó o porqué estoy donde estoy.
— ¡Habla, asesina!– exige el de negro, presionando ligeramente mi cuello con su espada en amenaza.
Mi garganta está seca, como si hubiese estado gritando por horas, o días, pero aún así intento decir algo
— ¿Quiénes son?– suelto bajo y rasposo y mi garganta duele. Ellos parecen confundidos porque se miran de reojo por una franja de tiempo.
— No estamos para juegos Morana– escupe con asco uno de armadura azul.
— Me quiero ir– exijo con firmeza pero lo único que causo en mis carceleros es que se larguen a reír.
Esto no tenía gracia absoluta para mí.
— La única forma en la que podrás salir es estando muerta– sigue haciendo presión con la espada y lo miro directamente a los ojos, buscando algo que me recuerde quien es y porqué su voz carga con tanta rabia.– Dinos a que te mandaron así podemos matarte de una vez por todas, maldito parásito.
— ¿Mandarme? ¿Quién?– pregunto pero nadie responde.
El de negro hace el intento de volver a hablar pero el túnica se adelanta
— ¿Quien eres?
— Morana– respondo automáticamente.
— ¿Quién es tu rey?– vuelve a preguntar y esta vez me quedo en blanco.
— Responde.– insiste.
¿Quién es mi rey?
Busco algo, aunque sea pequeño en mi memoria pero solo encuentro lagunas en blanco y negro y eso empieza a desesperarme.¿Por qué no recuerdo? ¿Quiénes son estas personas? ¿Por qué estoy en este lugar? ¿Por qué huelo a sangre?
Los hombres a mi alrededor esperan mi respuesta y me siento asustada.
— No lo sé.– contesto al fin, sintiendo el pequeño nudo en la garganta.
— Mi rey, esta pordiosera nos está mintiendo – asegura otro hombre de armadura azul pero se calla inmediatamente cuando el de negro le echa una mirada rápida
— Escucho sus latidos señor– habla éste y mi mirada viaja hacia él–. La bastarda no nos está mintiendo. Pero no comprendo del todo.
— ¿Estas seguro Sombra?
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Morana
FantasyMorana, ese es mi nombre. Me conocen por ser la mejor arma del rey Ascian. Se conocen rumores sobre mi que hasta perturban a los magníficos dioses. Yo misma tendría miedo de mi misma si me conociera, si recordara. Y el aparecer en el reino enemigo n...