Me hallaba con un gesto sonriente en mi cuarto, el gesto de sonrisa surgió espontáneo y con sobradas razones, veía en ese momento la pantalla de mi móvil, revisaba las fotos de lo que había sido la experiencia más intensa y gratificante de toda mi vida hasta el momento.
Cada foto en mi galería era revivir aquellos momentos, aquellos encuentros, aquellas personas y aquellas emociones de alcanzar una meta tan deseada, de abrazar por un rato el éxito.
Eran cientos de fotos y videos, algunos tan espontáneos que no recordaba si quiera haberlos tomado en esos eufóricos momentos.
Nada más y nada menos, con 24 años de edad, fui invitado de honor a un ciclo de conferencias para una de las Universidades más prestigiosas de México y América Latina, y debía desarrollar un tema central en conmemoración de su aniversario, de su 50 aniversario.
Todos esos eventos estuvieron programados por la Universidad para desarrollarse en varios estados del país, y en un lapso no mayor a un mes. Por ello es que todo se sintió como una gira Rock Star, con una rapidez y una emotividad única.
En un mes fueron muchas las cenas, los almuerzos, los hoteles, las entrevistas, las conversaciones y las experiencias que viví.
Con todo el color, la música y la comida que sólo México puede brindarle a un foráneo, con toda la amabilidad, los abrazos y las risas que sólo América Latina puede dar a un extraño, México me hizo sentir famoso sin serlo, México fue un sueño del que nadie hubiese querido despertar.
Toda la experiencia fue de alto nivel: hoteles, restaurantes, choferes, rectores, personalidades y políticos amenizaban aquellas escenas, el cansancio también hacía mella al final de esos largos días, así como hubo momentos de disfrute también la responsabilidad y la exigencia requería un esfuerzo de alto nivel.
Variar las conferencias, preparar muy bien los temas para mantener a todo el público universitario con la atención adecuada durante todo el ciclo de talleres, charlas, clases magistrales y conferencias.
Fueron muchas coincidencias que hicieron que mis participaciones tuvieran una especial importancia en ese momento y en México especialmente.
En principio yo presidía una organización juvenil de vieja data en mi país, recién habíamos obtenido los jóvenes una victoria importante frente a la cruel dictadura que sometía y que a la sazón de lo escrito, somete a nuestra hermosa nación.
También México se enfrentaba a unas elecciones dónde la dictadura de mi país mostraba simpatía y apoyos con uno de los candidatos presidenciales que al final ganó en el país azteca.
Yo iba a advertir a la juventud, a los estudiantes, de las terribles consecuencias de ser apáticos y negligentes con las responsabilidades civiles que nos corresponden por hacer parte de una sociedad, es decir, iba a animarlos a votar, a participar en favor de sus convicciones y creencias.
Muchas personas en su momento me acusaron de ser financiado por el partido político predominante del momento en México y por beneficiar con mis conferencias al candidato que continuaba la gestión del presidente, nada más alejado de la verdad, de haber sido cierto eso, aquí lo estaría revelando, pero la realidad es que fui financiado por mi familia, por mis ahorros y por la universidad que me invitó a participar en su evento aniversario.
Aquellas exitosas conferencias fueron posible porque el ánimo con el que fue proyectado todo fue genuino, fue producto de una serie de coincidencias maravillosas.
Durante ese mes, logro recordar que me subí aproximadamente a unos 20 vuelos, por todo México, me alojé quizá en unos 12 hoteles y visité al menos 7 sedes de la universidad. En cada estado viví y compartí con jóvenes entusiastas, estudiosos y realmente emocionados por la experiencia.
Compartí toda esta aventura con un compañero profesor de aquella universidad, quién con sus habilidades y méritos logró movilizar a tan gran institución para hacer todo posible, un amigo mexicano con el cual había vivido y compartido un par de años atrás un diplomado de la Universidad Complutense de Madrid, en la ciudad de Buenos Aires.
Gracias a él y sus buenos oficios todo se hizo realidad.
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Un Milagro Indeseado
Non-FictionEs una historia basada en hechos reales, pedí un Milagro y me fue concedido, sufrí las consecuencias de ello. y tras un par de años de haber terminado todo, hago una catarsis por compartir mi experiencia e invitar a mis lectores a reflexionar sobre...