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CAPRI CASTILLO

31 Diciembre, 21:45

— ¡Mamá, ya me voy! — exclamé, bajando las escaleras mientras me colocaba el abrigo.

Mi madre salió de la cocina.

— ¿Volverás temprano? — preguntó, limpiándose las manos con un trapo.

— Solo si tú vuelves temprano. — contesté.

Ella sonrió. Sus ojos azules, iguales a los míos, brillaron con perspicacia.

— Estaré aquí después de las doce, ni siquiera los doctores me van lo van a impedir ¿bien? Vuelve temprano y veremos La noche antes de navidad por centésima vez. — respondió ella.

Sonreí. Me acerqué a ella y la abracé, dándole un beso en la frente.

— Te amo, mamá. Feliz Año Nuevo por adelantado.

— También te amo. Cuídate, salúdame al chico Fernsby.

Asentí. Tomé un gorro de la mesa, y salí de la casa. Fuera, me esperaban la camioneta de Trenton y el Cadillac viejo de Marla. Chiara y Trenton iban en el primero, y Sypha y Marla en el otro.

— ¡Sube rápido, Capri, todavía faltan muchas cosas por comprar, y las tiendas cerrarán temprano! — exclamó Sypha, desde la ventana del auto.

Corrí hacia el Cadillac. Abrí la puerta trasera y entré.

Sypha giró la cabeza hacia mí.

— Por fin, ¿estabas muriendo allí dentro, o cómo? — se burló.

Rodé los ojos. — Estaba hablando con mi madre.

Ella me tomó de las mejillas, y me dio un casto beso en los labios. Marla encendió el auto, y comenzó a conducir, con Trenton y Chiara siguiéndonos detrás.

— ¿A dónde iremos primero? — pregunté.

— Bueno, Trenton ya trae la leña, gasolina y cerillos en su camioneta. Nos faltan los fuegos artificiales y snacks. — respondió Marla.

Asentí levemente.

— Ve a la tienda de efectos especiales en el centro, Marla. — le dijo Sypha.

Marla asintió.

Era, por fin, treinta y uno de diciembre, y faltaban pocas horas para dar inicio a un nuevo año. Las navidades habían pasado con rapidez, y yo había disfrutado grandes días junto a mis amigos. Desde ayer, habíamos quedado en esperar el Año Nuevo en un pequeño prado de la ciudad, donde encenderíamos una fogata y lanzaríamos fuegos artificiales al cielo, lejos de animales que pudieran asustarse.

Sypha subió el estéreo. Nos la pasamos escuchando música y charlando, mientras Marla conducía al centro de la ciudad, directo a la tienda de efectos especiales. Al llegar, nos abastecimos de todo lo que necesitábamos, para luego hacer otra parada en el súper mercado, y comprar snacks y alcohol.

Nos volvimos a montar en los vehículos, y pusimos rumbo al prado.

Aquel sería un buen inicio de año, lo presentía.

MAXINE LEREBOURS

31 Diciembre, 22:20

— ¡Apúrate, Max, papá nos espera abajo! — gritó Michael, desde el otro lado de la puerta. — ¿Puedes decirle que se apure, Olivia? Papá se va a enojar.

Deseos prohibidos [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora