#1 Eso que llamamos universo

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A lo largo de la historia los nahuales se han caracterizado por su poder, al invocar a ciertas criaturas, pueden usar sus habilidades animales y dependiendo de la intensidad con la que estén conectados con esta misteriosa fuerza metafísica pueden multiplicar su potencia varias veces, el maestro Acoatl, el cual nos invitó a su santuario (un lugar cerca de las granjas más humildes) había dedicado su vida a entrenarse en esta disciplina, para que se den una idea, el hombre logro invocar un rinoceronte y destrozo una gran roca enorme frente a nosotras, eso solo podía hacerlo también un tanque de guerra, solo que el maestro dio un golpe limpio, sin fuego o humo alrededor, era energía del aura pura que se volvía sólida.

Él había entrenado a un grupo de 8 jóvenes, entre ellos estaba Linda Rodríguez, una chica de test blanca y ojos verdes (uno de sus padres era extranjero) bastante bonita, a Luna se le caía la baba al verla, bien que yo la conocía. Luna se convirtió en su novena alumna ya que veía un potencial enorme en ella, y ella estaba bastante emocionada, siempre creció con la admiración por los nahuales, creyendo que podía ser una, pero aprender este arte no es nada fácil, no hay escuelas a la vuelta de la esquina y solo pocos lo pueden enseñar, pero por alguna razón el maestro Acoatl le dio un entrenamiento por separado de los demás, algo que molesto a más de uno, sobre todo a Max, el más soberbio del grupo, decía ser el mejor, aunque la mejor para mí era Linda en esos momentos, era un estúpido que no dejaba de hablar de Luna a sus espaldas, sobre todo porque ella estaba tardando más tiempo que los demás en poder expulsar su poder, estuvimos casi toda la carrera universitaria visitando ese lugar, tres años y medio y en un principio me di cuenta, yo era la única persona no nahual que el maestro dejaba entrar al santuario, nadie más, ni los familiares de los demás podían ir ahí, lo cual mantenía a los demás aún más enojados con Luna.

Luna estaba sentada en una roca, en posición de loto – Siento dormidas las piernas, pero debo de pensar solo en mi respiración, inhala y exhala... solo concéntrate, es difícil, ¡un momento! ¡AY! Siento unas patitas en la espalda ¡UN INSECTO! Cálmate... cálmate ¡Aléjate de mí! ¡No... ¡No vayas hacía abajo!

¡NO TE ESTAS CONCENTRANDO! – Le grita al oído

¡AAAAAHHH! ¡NO HAGA ESO!

Le da un zape - ¡Niña! No pensar en la nada es la mejor forma de que tengas paz interior, una conexión fuerte con la nada que equilibrara tus pensamientos.

¡JAJAJAJA, PERO SI ESTA BRUTA NO PIENSA!

¡TU CALLATE!

¡SILENCIO! – Le da otro golpe – Estarás sentada otra hora hasta que lo logres

¡Ay! Nico eres una estúpida...

Maestro Acoatl, tal vez yo pueda ayudarla, podría ayudarla a través de un viaje guiado.

No suena mal, está bien Linda, yo iré por un té, esto desequilibra mis pensamientos ¡Y Luna! No te desesperes - ya estás muy cerca de lograrlo.

Mejor yo también me voy, iré por unas cosas y luego regreso, no quiero hacer el mal tercio

¡¿Que?! - La jala de la camisa - ¡¿De que estas hablando?! Solo estoy meditando.

Ni lo estás haciendo y tú sabes a que me refiero, además créeme, no eres la única que está interesada en alguien aquí – le guiña el ojo

¿Ah?

¡Nos vemos!

Bien si quieres puedes hacer esto sin estar en la posición de loto.

Gracias a Dios, se me estaba entumiendo algo más que las piernas ya...

Le toma las manos

¡AH!

NAHUALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora