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—¿Hanagaki?

Okey, no esperaba una mirada así cuando venía de camino.

Kisaki no era alguien que se expresara cariñosamente ni en palabras ni en acciones, pero jamás había estado a la defensiva con él. Eso solo hizo que las expectativas de querer abrazarlo y comentarle todo lo que había pasado en este tiempo que se encontraba en estado de coma terminaran por los suelos, pero recordó las palabras de la doctora.

"Posiblemente no tenga recuerdos claros de como era su vida antes del accidente, todo depende de como reaccione, así que trataré de hablar con él en base a lo que recuerde... Aquí vamos"

—Hola, Kisaki—soltó aquello con una pequeña sonrisa, temblando un poco al seguir siendo analizado de pies a cabeza por el menor.—Quería saber como estabas, me enteré de que despertaste hace poco—había tomado una pequeña silla que se hallaba cerca para sentarse del lado izquierdo de la camilla, mientras él seguía en el pequeño trance que le provocó la visita desde que lo vió entrar por esa puerta

¿Ese era Takemichi Hanagaki realmente? No había rastros de que alguna vez hubiera participado en peleas, su cabello si estaba teñido de rubio pero no llevaba el estilo de siempre, de hecho estaban comenzando a notarse levemente sus raíces, seguía llevando ese dije de trébol con él y algo que le hizo un poco de gracia pero se retuvo a expresarlo fue que parecía tener un buen gusto en ropa esta vez. Lo que le sorprendió más fue la manera en que lo miraba, con nervios pero a la vez con alegría, se notaba que quería acercarse más no se atrevía, algo que Kisaki agradeció porque no sabe exactamente que decir o hacer.

—¿Que haces aquí?—Take no pareció entender a que se refería—No imaginaba que quisieras verme

Esa sonrisa se desvaneció poco a poco, su vista dio al piso y un susurro que desconcertó al menor salió de sus labios.

—¿Cómo no vendría a ver a mi mejor amigo?

"—¡Oigan! ¿Y si nos subimos a ese?—Tetta señaló a la gran rueda de la fortuna

Nosotros pasamos, creo que comí de más y no quiero vomitar desde más de diez metros—Keisuke tomó la mano de Chifuyu, quién sobaba su estómago levemente al sentirse tan pesado

Nosotros nos subimos a ese mientras ustedes estaban en la montaña rusa

Pero...—la pelirrosa le dio un pequeño codazo, haciendo que su novio captara lo que tenía en mente.—Hina tiene razón, creo que solo ustedes dos van a subir"

Recordaba que el de lentes se encontraba levemente sonrojado, Takemichi sabía que era lo que pasaba en esos momentos por la cabeza de su mejor amigo así que solo se río un poco, viendo como era tomado de la mano por el chico alto y prácticamente jalado hasta la fila de personas que, como ellos, querían subirse a la gran atracción que destacaba por la forma en la que era adornada por luces y por el paisaje que podía ofrecer.

Hanma había esperado por ese momento tanto como Kisaki, era la primera vez que estarían solos y tal vez era la oportunidad perfecta para hablar de los sentimientos encontrados de los que todos parecían darse cuenta, excepto ellos. Manjiro solía reírse de la ternura que transmitían aquellos momentos dónde unas palabras o pequeños roces entre sí los hacían sobresaltar y apartar sus miradas, mientras que Ken le daba leves palmadas en la espalda para que dejara de gozar de la vergüenza que sentían ambos chicos.

Todo iba bien, ambos se habían subido, la rueda comenzaba a girar levemente, ambas parejas de novios veían desde abajo como el lugar que los otros dos compartían se alzaba poco a poco, algo lo suficientemente lindo como para que el rubio más pequeño les tomara un foto con la cámara que llevaba para recordar la salida de una parte del gran grupo de amigos que eran.

Sin embargo... Algo salió mal.

De un momento a otro la felicidad del lugar se transformó en gritos de gente asustada, uno de los lugares se zafó de la rueda y dos chicos cayeron al vació, era una escena tan atroz como para siquiera narrarla, pero al darse cuenta de quienes se trataban el ojiazul fue lo suficiente rápido junto con otras personas de llamar una ambulancia, o dos, lo que fuera necesario para salvarles la vida.

Y por eso Hanagaki en parte se sentía lo suficientemente culpable para ir al hospital, él tuvo la idea de salir aquella vez hace más de seis meses, él convenció al menor de salir luego de que días anteriores lo viera con pocos ánimos y le costó bastante aceptar que no era responsable de nada, Tachibana y sus padres le habían tratado de mostrar que todo estaba bien, que no era un peso con el que tenía que cargar, pero no podía creerlo del todo.

El ver lo que quedó de sus extremidades derechas lo hizo sentir peor. 

—Fue mi culpa...

Desde la perspectiva de Tetta, lo que fuera que pensó había llenado sus ojos de lágrimas, pero era diferente de todas las veces que recordaba, el brillo en los ojos del rubio era mayor, como si jamás hubiera presenciado alguna de las cosas que pasaron.

No entendía a que se refería, pero aunque quisiera, no podía culparlo, él no lo puso en medio de la calle ni le dijo al conductor que lo atropellara.

—No digas eso...

Kisaki le tenía rencor a Hanagaki, sin embargo, quería abrazarlo como Hanma lo había hecho el día de ayer con él, quería transmitirle todo ese positivismo ante la situación a pesar de que no entendía que ocurría. Ahora se encontraba tomando la única mano que le quedaba entre las suyas y llevándola a su frente, susurrando disculpas que para el menor no eran necesarias, nada cambiaría con ello.

Dirigió su mirada a la ventana, el paisaje se veía bastante lindo a pesar de que parecía ser de tarde, todo su alrededor se veía más cálido de lo que recordaba, el mundo parecía otro y la vibra seguía sintiéndose diferente. Si Take estaba fingiendo, eran un buen actor, mejor que él, pero si estaba siendo sincero, definitivamente la realidad que le estaba tocando vivir a ambos era la peor desgracia en la vida del chico de ojos azules.

El tiempo durante su visita pasó rápido, no hablaron de otra cosa más de el estado de salud de Kisaki y como habían sido esos ocho días, aunque no fue gran cosa, solo revisiones diarias de sus signos vitales, como iban las cicatrices de sus amputaciones, algunas inyecciones y otras cosas no tan relevantes que cambiaron el semblante del mayor a uno más relajado, quién estaba seguro de que si su amigo o el crush de este moría no se lo iba a perdonar nunca. 

Hanagaki decidió que era hora de irse, más que nada porque la tensión en todo ese tiempo se disipó apenas un poquito, pero fue suficiente para levantarle los ánimos. Se levantó del banco, revisando la hora en su celular y dándose cuenta de que tenía un mensaje de su novia, mirando levemente a Kisaki y respondiendo el mismo con una sonrisa. Hasta que el chico no se lo permitiera, no lo abrazaría, sabe que es reservado con ese temás así que solo levanta su mano y la mueve en señal de despedida, pero cuando estaba por abrir la puerta, se voltea para agregar algo.

—Creo que la próxima vez traeré a Hina, se alegrará de verte

—¿Hinata?

—Tu mejor amiga de la infancia, ¿La recuerdas?

"¿Mejor amiga?"

—Bueno, primero veré si puede venir, si sí, vendré a visitarte días antes para confirmarlo—y con eso, salió de la habitación, dejando al menor con el pulso algo acelerado y los nervios a flor de piel, escuchando como el pitido de la máquina que registraba sus latidos se hacía más frecuente

¿Y si era una trampa?



¡Gracias por leer! ~SHK

En serio agradezco las 700 leídas (ni me dió tiempo de agradecer las 500 y las 600 xd), pero ¡¿Se puede saber de dónde sale tanta gente?! ¡Lit esto inició como un drabble de lo más random!. Aun así, muchas gracias <3

Sin Luz ✨ HankisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora