La estrellada noche iluminó el rostro de Taeil sobre el balcón cuándo expulsó el aire del cigarro de sus pulmones, completamente sumergido en sus pensamientos, disfrutando de la nicotina fundiendose en su sistema.
Mierda, había extrañado esto. Durante unos cuántos días no había fumado y aunque varias veces había encendido el cigarro, siempre terminaba arrojándolo en el retrete.
Pero hoy no pudo soportarlo más y lo hizo.
El timbre de la casa sonó y lo aplastó contra el cenicero rápidamente, el pitido del timbre no paraba de sonar y lo ponía nervioso, así que corrió hasta la puerta.
Ni siquiera tuvo el tiempo suficiente para darse cuenta de quién era, que una chica se abalanzó contra él, tomándolo del cuello para besarlo con dureza.
"Sora... espera" la llamó tratando de separarse de ella, pero la chica insistía en besarlo.
Cerró la puerta detrás de ella, tomándola por la cintura, estampandola contra el pedazo de madera, controlando su cuerpo, finalmente encontrando la mirada aguada de la chica.
"¿Que mierda pasa?" preguntó confuso ante los ojos tristes de Sora.
Pudo ver su cabello revuelto y las marcas de lágrimas a lo largo de sus mejillas, preocupándose. ¿Le había pasado algo? Al menos ya estaba con él y podía protegerla.
"¿Tu también, eh?" tartamudeó débil. "También me odias como ellos"
Taeil frunció el ceño. "¿De que hablas, Sora?" insistió.
La chica de la mirada cristalizada, ahora era una lluvia, dejando caer sus lágrimas acumuladas, borrando el rastro de las lágrimas viejas llenándola con nuevas lágrimas de cristales.
De un momento para otro Sota comenzó a golpear su cabeza contra la puerta repetidamente, lastimándose. Pero Taeil fue más rápido y la tomó frenandola.
"Aquí estoy" le susurró el chico, tomando su rostro con ambas manos.
Un sollozo salió de la boca de la chica, cuándo se acurrucó en el pecho de Taeil, soltando todo su dolor y mal estar. Su cabeza dolía de tanto llorar, su mente estaba cansada, solo quería estar tranquila en los brazos de Taeil, justo como ahora.
Cruzó su brazo por encima de su cabeza, apretándola fuertemente, sosteniendola. La chica se relajó al sentir el dulce aroma de Taeil, acariciándose contra su pecho mientras las lágrimas humedecian su camiseta.
Levantó su rostro lo suficiente hasta mirarlo, sonriendo un poco hacia él. Taeil besó la comisura de sus labios, pero a Sora no le alcanzó. Lo tomó del rostro y junto sus labios, uniendolos en un dulce beso.
La mezcla de las lágrimas saladas de Sora y el rastro del cigarrillo en los labios de Taeil, fue una combinación exquisita para ambos. Las manos de la chica se adentraron en su camiseta, acariciando su abdomen por debajo.
Sorprendido por su drástico cambio, Taeil gruñó al sentir sus dedos recorrer su piel y no tardó en responder de la misma manera, tomándola por el trasero y apretandola contra su cuerpo.
La temperatura comenzó a subir y los dos ya no solo se besaban, sino también se tocaban y deseaban algo más. Taeil estaba amando esta sensación de ser besado y tocado por Sora, pero en lo más profundo de su corazón tenía miedo.
Miedo de lastimarla.
Sora era una persona fuerte pero débil al mismo tiempo y no iba a perdonarse si la lastimaba.
"Sora" interrumpió su beso, alejándola. Ella lo miro expectante.
Ella era realmente preciosa. El color de sus ojos eran cómo un cuadro pintado a mano, sus labios sedosos y regordetes suaves como las nubes, su piel canela brillante, esa mirada tan angelical y diabólica que tenía dependiendo de como se sentía y sus lunares decorando su rostro cómo las estrellas en la noche rodeando a la luna.
Tan preciosa como todo lo que imaginaba en una mujer.
"¿Que pasa?" preguntó confusa al repentino silencio. Normalmente no la ponía nerviosa que la miraran, estaba acostumbrada a la mirada de los demás pero Taeil la hacía temblar.
Una sonrisa orgullosa apareció en los labios del chico mientras negaba con su cabeza.
"Eres preciosa" susurró claro.
Las mejillas de Sora se tiñieron de un rojo fuerte y no era por la calentura que habían generado con su beso. Y ahora parecía una niña pequeña otra vez, sonrojada con un simple piropo.
"Dejame amarte, Sora" volvió a decir, presionando su frente contra la suya, buscando todo el contacto posible. "Dejame mostrarte lo que es ser realmente amada"
Las palabras salían de lo más profundo de su alma, ni siquiera tenía control de lo que decía. Su corazón hablaba por él, sus sentimientos lo empujaban a hacerlo.
Las lágrimas en los ojos de las chicas brillaron y cuando escaparon de ellos, Taeil las atrapó, volviendo a tomar sus labios una vez más. Abrazándola con sus brazos, hasta levantarla del suelo, sintiendo los dedos de la joven acariciar sus cabellos suavemente.
Taeil sabía que Sora necesitaba amor, el mismo amor que a él también le gustaría tener. Y aunque sonaba estúpido y tonto, Taeil quería su amor.
Ni siquiera sabía lo que era el amor, nunca había estado enamorado antes. Pero conocía el amor de su madre... y era exactamente lo que sentía cuándo estaba con Sora.
Con ella no tenía que fingir sentirse bien, con ella no necesitaba un monton de pastillas o otras sustancias que lo hicieran olvidar de todo porque cuándo estaba con Sora, no pensaba en nada.
Solo pensaba en ella y en amarla, cuidarla y protegerla. Como no había podido proteger a su madre.
¿Que les va pareciendo la historia? ¿Esta algo aburrida? Les leo.
#NOTA! Recuerden que en esta historia se toman temas muy delicados, así que, por favor, lee esto solo sí estas preparadx. No trato de ofender ni lastimar a nadie, es ficción.
Gracias por todo <3
¡HAPPY 127 DAY!
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𝖒𝖔𝖔𝖓𝖑𝖎𝖌𝖍𝖙 ©
Fanfiction𝕸𝕿. Desastrosa, enloquecida y caótica. La vida de Sora ves un completo caos hasta que conoce a un joven una noche y comienza a sentir cosas que antes nunca antes había experimentado, adentrandola a nuevos cambios y sentimientos que la ayudaran o l...