Capítulo 04

12 0 0
                                    

UNA PESADILLA MUY REAL


ELODIE

Todo se ha detenido, pero mi cabeza sigue doliendo y dando vueltas. Estoy tirada boca abajo sobre el pasto, giro con dificultad con mi cuerpo quedando boca arriba, mis costillas duelen al igual que mis piernas.

Esto está muy mal.

Me intento parar, pero duele, duele mucho, la tos comienza a adueñarse de mí, saliendo sangre de mi boca. Mis ojos pesan mucho, tanto con ardor y dolor, los intento abrir lentamente, pero me es difícil, aun así, los abro, la cabeza me punza y los brazos no los siento, se sienten entumecidos.

Volteo a los lados con mucho dolor viendo mi alrededor, la moto esta prendida en llamas hecha nada.

Mike

¿Dónde está?, ¡¿Dónde está?!, ¡¿Dónde está él?! 

Veo a unos metros un árbol, ruedo hasta él, donde me abrazo del tronco para levantarme, me duele el cuerpo, mi espalda duele, pero eso queda en segundo plano, esta de menos ahora, debo encontrar a mi amigo ahora mismo.

Camino con pasos torpes esperando encontrarlo con la visibilidad nublada que tengo, entrecierro los ojos tratando de enfocarme cuando veo un bulto tirado a unos pasos de mí, intento caminar lo más rápido que puedo al darme cuenta de que es el cuerpo de Mike, tropiezo cayendo a lado de él.

Está despierto lleno de sangre, sus labios comienzan a cambiar de color, sus ojos están entreabiertos y su ropa está hecha triza.

Esto no es bueno, no está para nada bien. 

— Hache, creo que nos pasamos un poquitín— medio dice con una media sonrisa, soltando sangre de la boca.

— No hables Mik, todo estará bien— digo intentando mantener las esperanzas, estoy asustada, muy asustada.

— Esta bien, estoy bien, Hache, recuerda esto, no dejes que nadie te quite tu brillo, vuela alto y ...— se detiene comenzando a atragantarse con la sangre.

— No, no, tu no me puedes dejar también, quédate conmigo. Ya he tenido suficiente, por favor, quédate— digo levantando su cabeza.

— Te quiero Hache, siempre lo hecho— dice en un susurro y sus ojos se cierran.

— ¡Mik!, ¡Mike!, ¡despierta! — grito—. ¡Despierta!

Lo muevo, y nada, no me riendo y vuelvo a moverlo.

— No te vayas, despierta, Soy yo Hache, no lo hagas, regresa conmigo...— las lágrimas salen y no paran de correr por mi rostro. — Despierta por favor, por favor— acuno su cara entre mis manos— Por favor, por favor, por favor, abre los ojos.

Comienzo hacerle reanimación a su cuerpo, presiono con ambas manos su pecho y no dejo de hacerlo, aunque esté lleno de sangre y sus labios estén violeta.

Despierta Mike, tienes que vivir, te falta mucho por delante, levántate, no me dejes sola, nos falta mucho, te falta mucho, quédate conmigo por favor, prometimos vernos más seguido, no te vayas, cumple tu promesa...

Alguien toca mi hombro y un traje negro es lo primero que veo, alzo mi cuello tan rápido que me lastimo para ver de quien se trata.

Un guardaespaldas.

Sin decir nada, me toma de los hombros elevándome hacia su cuerpo, echándome en sobre hombro como un saco de papas, alejándome del cuerpo de mi amigo. 

— ¡Suéltame idiota!, ¡suéltame! — le grito mientras pataleo.

Todo da vueltas y eso es gracias al momento y la combinación de la adrenalina que en horas después se convertirán en lo contrario y el dolor saldrá con más potencia, toda esta rabia, dolor y tristeza que tengo se convertirán más tarde en depresión y ansiedad.

Behind The SceneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora