No podía creer que fuera a hacerlo, pero estaba ebria para pensar con su fría lógica habitual.
La luz de la luna se filtraba entre las líneas de bambú se su cortina y daban al salón un resplandor plateado que, en su estado, se le antojaba algo mágico.
Se escapó una risotada de sus labios al decir:
-Un libro de hechizos amorosos ...¡Joder, solo hace falta que pase por aquí un unicornio!
Dio un traspiés hasta llegar al sofá de impecable cuero negro.
-¡Mierda!
Se frotó la espinilla para amortiguar el dolor pero el destello plateado de la luna sobre los lomos blancos del libro llamó de nuevo su atención.
¿No iba a poder quitarse esa sensación de vacío de encima?
Fue su prima Tiara quien se lo pasó.
-Sé lo que sientes porque yo también me sentí así - le había dicho hacía unas horas mientras extendía sus manos y le ofrecía el níveo libro. - Esto es lo que necesitas.
Cuando Megan levantó sus cejas escépticamente, Tiara añadió:
-No te cuesta trabajo hacerlo. Tiene tanto poder que incluso aunque lo hagas sin ninguna esperanza te traerá justo el tipo de amor que buscas.
Cuando Megan soltó una risita, Tiara puso los ojos en blanco y dijo:
-Lo meto en tu bolso. Algún día me lo vas a agradecer. Yo no estaría casada con Jake si no fuera por el hechizo.
Sin darse cuenta Megan había puesto sus manos sobre el libro recordando las palabras de su prima.
¡Muy bien!
¡Iba a hacerlo!
¿No era que funcionaba incluso si no lo hacías con fe?
¡Cojonudo!
Pues allá que nos metemos en el fango.
Abrió el libro mientras se ponía detrás de la oreja uno de los mechones castaños que caían sobre su frente.
-¿A la luna? - dijo Megan con ironía. - ¿Tengo que pedirle un marido a la luna?
"Diga exactamente lo que desea" rezaba el libro.
Puestos a pedir no iba a pedir una mierda de marido. Maridos había de muchas clases, los había borrachos, maltratadores, infieles, vagos....
Ella quería un buen marido, ese tipo de marido que hacía levantar la envidia del resto de las mujeres; guapo pero fiel, inteligente sin prepotencia, rico pero sencillo. Lo que viene siendo un macho alfa rendido a los pies de una princesa...¡ella!
Arrancó de su agenda de Dior una hoja y escribió con la pluma todas las cualidades que quería en un hombre. Después fue torpemente a la cocina a por el azúcar y las especias y las espolvoreó sobre el papel, por último, encendió el papel haciéndolo prender con una cerilla.
Se quedó dormida mientras veía como las cenizas se consumían.
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Bájame la luna
RomanceMegan tiene todo lo que cualquier mujer joven de su edad puede soñar; es rica, sus lienzos se exponen en los museos de arte de las ciudades europeas, es guapa, alta y delgada...lo tiene todo. Sin embargo en su interior late el deseo de encontrar alg...