Cuando Chūya regresó al cálido interior del bar, se percató de que había más gente que antes. Por suerte, nadie estaba en la barra y su bebida seguía ahí. Volvió a tomar asiento en el mismo lugar que cuando llegó.
No habían pasado ni un par de segundos cuando el castaño se sentó a su lado y aprovechó que el muchacho que estaba tras la barra se encontraba cerca para pedir algo. Chūya no prestó atención a la bebida que dijo, pues su atención se había centrado completamente en una mujer que se hallaba en un lateral de la sala. Adivinó enseguida que era una dj y se le escapó una sonrisilla. Si ponían la música alta, quizás evitaría tener que conversar fluidamente con aquel traidor.
—Tal parece que hemos llegado mucho antes de lo que suele venir aquí la gente... ¿De verdad te gusta este tipo de ambiente, Chūya? —cuestionó, curioso.
—Vaya, otra cosa que no sabías sobre mí, vagabundo —se rió por lo bajo, acomodándose en su asiento. Le molestaba que sus pies no llegaran al suelo.— ¿Qué te hizo pensar que no me gustaban las fiestas?
—No parecías muy fan de ellas hace unos años.
El más bajo se encogió de hombros, restándole importancia a ese hecho. A Dazai le trajeron lo que había pedido, un vaso de whisky.
—Yo también he cambiado, supongo —contestó con un tono de voz que hacía parecer aquel hecho como algo obvio.— Veo que aún eres de whisky, ¿eh?
—Tengo buen gusto.
—Ja, ja, no me jodas —se le escapó una pequeña carcajada.— ¿Cómo vas a decir que tienes buen gusto cuando estabas obsesionado con el cangrejo en lata?
—Bueno, quizás en comida no... Pero en otras cosas sí —su típica sonrisa confiada regresó a su rostro.
—... Venga, morderé el anzuelo, ¿en qué cosas?
Chūya estaba preguntando con una curiosidad más genuina de lo que jamás reconocería. El de ojos café, en respuesta, agrandó su sonrisa, la cual adquirió un matiz burlón.
—Adivina.
Con la intensidad que esos ojos azules le miraron, Dazai supo que el otro había aceptado aquel pequeño reto. Hubo un silencio entre los dos que duró varios segundos.
—Diría que es en la ropa —comentó el pelirrojo finalmente.— Si no fuera por los vendajes, te diría que vistes bien.
—Mm, gracias, supongo... Pero eso no es en lo que estaba pensando.
Chūya arrugó la nariz cuando supo que se había equivocado, pues era una persona muy competitiva y no soportaba perder, aunque aquel juego fuera una tontería. Sobre todo, detestaba perder contra Dazai.
—Pues no se me ocurre nada más —reconoció su derrota finalmente, aunque entre dientes.
—¿No? Con la de veces que me has llamado mujeriego...
Chūya alzó ambas cejas, pues no se esperaba que aquella fuera la respuesta. Su expresión provocó una risa en su antiguo compañero, quien estaba notablemente disfrutando de la conversación.
—¿Me estás jodiendo? ¿De verdad crees que tienes buen gusto para las mujeres? —cuestionó, incrédulo.
—Sí.
—Dazai... Intentaste ligar con la subordinada de Akutagawa —de estar sorprendido pasó a aguantarse la risa. Se había enterado de aquello esa misma tarde.— Déjame decirte que no apuntas muy bien.
El castaño parpadeó varias veces seguidas, guardando silencio. Estaba intentando deducir lo que significaban esas palabras sin tener que preguntar nada más. Sin embargo, no lo consiguió.
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The Night We Really Met (Soukoku) - Finalizada
FanficDos almas gemelas se sinceran en un bar de copas. ⚠️Advertencias⚠️ -Esta historia contiene: -Menciones de disforia -Referencias al suicidio -Nsfw leve -Los personajes no me pertenecen