Capitulo 4: Almuerzo (Parte 1)

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Camilo bajó las escaleras buscando a Bea con su mirada. La encontró muy alegre, enfrascada en una animada conversación con su prima Mirabel.

–Hey–dijo saludandolas.

Mirabel y Bea se voltearon para mirarlo.

–Hola Camilo–dijo Mirabel muy emocionada por la nueva amiga que acababa de hacer.– ¿Sabías que Beatriz escribe historias?

–Ah, ¿si?, que genial–respondió admirado.

El rostro de Bea se enrojeció y dijo con timidez:

–Yo no diría que escribo, o sea... sí, me encanta inventar historias, pero nunca he llegado a escribir ninguna. Es muy difícil pasarlas de mi cabeza al papel. Además no creo que le gusten a la gente, son solo fantasías tontas que se me ocurren.

–Vamos, no creo que sean tan tontas, ¿Quien te dijo eso?–preguntó.

–Mi... mi hermano–susurró.

Camilo no pudo evitar dar una carcajada al darse cuenta de lo que pasaba.

En ese momento llegó Dolores, que llamó a Bea.

–Tus papás te están buscando–le dijo.

Bea se levantó y se despidió.

Mientras se marchaba, Camilo, tuvo un impulso de pedirle que se quedara más tiempo, pero se detuvo, preguntándose qué le estaba pasando. Mirabel y Dolores compartieron una sonrisa cómplice.

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Bea llegó corriendo a su casa, y le contó a sus hermanos todo lo que había visto. Luego fué con su mamá y le preguntó que necesitaba.

–La familia Madrigal nos invitó a almorzar–dijo.–Tenemos que prepararnos.

–Ellos tienen magia–gritó Bea emocionada. – Tengo amigos en esa familia ahora.

–Que bien que hayas hecho amigos, y sobre la magia, tu padre y yo ya lo sabíamos.

–Ah, ¿sí?–preguntó Bea contrariada–¿Por qué no nos dijeron?

–Queríamos que fuese una sorpresa–dijo su papá uniéndose.

Entonces su mamá puso un vestido en los brazos de Bea para que se lo pusiese. Bea incomoda intentó decirle que no era necesario, pero ella insistió y Bea tuvo que ponerselo.

Juntos llegaron a Casita donde fueron recibidos por una señora anciana, la cual, Bea supuso, era la abuela de Camilo.

Los guió hasta el comedor donde la familia completa les ofreció asientos.

Cuando todos se sentaron la abuela comenzó:

–Hablo en nombre de todos al darles la bienvenida a este hermoso pueblo. Espero que se sientan a gusto.

Bea miró con timidez a Mirabel y Camilo, quienes estaban sentados frente a ella. Luego se fijó en los Madrigal que estaban en la mesa, reconociendo a la mayoría, aunque había unos cuantos que no había conocido aún: un señor de piel oscura que parecía ser el esposo de la señora Pepa, debido a que estaba sentado junto a ella y la tomaba de la mano; un señor con lentes que supuso que era el esposo de la señora Julieta, debido a su parecido con Mirabel; un pequeño niño de tez oscura, muy tímido, que estaba tomando del brazo a Mirabel; y una joven robusta y alta.

Sus padres estaban conversando con la abuela y las parejas, Bea decidió concentrarse en su conversación:

–Nosotros hemos viajado continuamente desde hace años–contaba su madre.– Pero decidimos buscar un lugar para vivir como hogar permanente

–Escuchamos de Encanto y nos pareció un buen lugar.–continuó su esposo.

–Nuestro pueblo es un lugar encantador–dijo Julieta.–Podrán vivir muy felices aquí.

–Así es, y cada vez que necesiten ayuda pueden contar con nosotros.– aseguró la abuela.– Nuestra familia ha jurado usar nuestros dones en favor de la comunidad

Luego apuntó a la joven robusta y dijo: –Mi nieta Luisa los puede ayudar a llevar cosas pesadas.

La joven llamada Luisa sonrió y asintió con la mano.






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Nueva en Encanto (Probablemente cambie el nombre)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora