No sabía si era su impresión o algo más, pero acababa de ver a las puertas de Casita abrirse solas.
Bea dió un respingo y se alejó de ellas. Camilo se rió y le explicó lo que pasaba.
–Casita cobró vida con la misma magia que nos dió nuestros dones.
Bea, aún con algunas dudas, entró, siendo saludada por la casa. En ese momento sonó un grito.
–Camilo ven ahora.
Camilo gruñó y respondió gritando: Ahora no, papá
–Si no vienes acá ahora mismo te quedas sin cena–amenazó el padre.
Camilo, resignado, le dijo a Bea que lo esperara ahí y no se moviera, antes de irse corriendo.
Bea examinó con su mirada todo lo que alcanzaba a ver de la casa. Entonces de repente una joven entró corriendo a la casa y chocó contra Mirabel, cayendo ambas al suelo.
–Perdón, perdón, perdón–se disculpó la chica, levantando las cosas que se le habían caído de las manos.
Bea le dijo que no se preocupara y se fijó mejor en ella, era una chica de su edad, más alta que ella, con el pelo como el de Camilo, aunque más oscuro. Llevaba unos lentes verdes, una polera blanca con bordados de colores, los cuales continuaban hasta su falda azul.
La joven se levantó y ayudó a Bea a levantarse, mientras la saludaba:
–Hola, soy Mirabel Madrigal
Bea se presentó también, y preguntó.
–¿Eres familiar de Camilo?
–Sí, él es mi primo–contestó.–puede ser un poco molesto a veces, pero es una buena persona.
Beatriz asintió.
Mirabel luego preguntó:
–¿Como lo conoces?. Pensé que tu familia se había mudado recientemente.
–Él... me estaba contando sobre su familia, me dijo que todos ustedes tienen magia–contestó, luego preguntó.–¿Cuál es tu don?
Mirabel se incomodó un poco, pero luego logró responder.
–Bueno... la verdad es... que yo... no tengo don.
Beatriz se sorprendió
–¿En serio?.
Mirabel asintió.
–Como oíste, soy la única niña Madrigal sin don. Pero no importa porque, con o sin don, soy tan especial como el resto de mi familia.
Bea se sintió feliz de que Mirabel no se desanimase por su situación, pero entonces vió algo que la alejó de su conversación.
–Oye, ¿Qué es eso?–preguntó señalando una gran vela que brillaba sobre un balcón.
–Esa vela, nos dió la magia–contestó Mirabel.–Hace muchos años mi abuelo se sacrificó para salvar a mi abuela y sus hijos, debido a eso la vela recompensó a mi familia con la casa y los dones.
–Genial–Se asombró Bea.
En ese momento pasarón por la puerta una joven con un hermoso vestido púrpura y un señor que la seguía sin siquiera ver el camino, debido a que parecía tener ojos solo para ella.
La joven pasó, empujando a Mirabel sin mostrar ninguna señal de haberla visto, y Mirabel enojada le hizo señas de burla por la espalda.
–¿Quién es ella?–preguntó Bea.
–Ella es mi hermana mayor, la "señorita perfecta" Isabella–contestó gruñendo.–Ella hace crecer flores, y solo por eso se cree mejor que nadie.
Bea se rió hacia adentro al recordar su propia relación con su hermano.
–¿Y quien estaba con ella?
–Él es su novio Mariano–le contestó Mirabel, entonces bajó la voz y le dijo al oído:–Hay rumores de que esta semana le va a proponer matrimonio.
–Que lindo–dijo Bea sintiéndose muy feliz por ellos
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Nueva en Encanto (Probablemente cambie el nombre)
FantasíaUna joven acaba de mudarse a Encanto con su familia, sin saber todas las peculiaridades que ocultaba aquel lugar.