La consejera es linda

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—Bonito lugar ¿No es así "Consejera" Medarda?—Me encontraba bajando del barco que acaba de atracar—No sabia que me habías extrañado tanto como para venir a recibirme

La sonrisa socarrona en mi rostro era algo que Mel no podía soportar.

—Déjate de tonterias Keila—Mel parecía enojada, quizá no le agradaba para nada que llegará a meter mi nariz en este lugar—¿A que te mandó mi madre?

—¿Tu madre?—Mi voz sonaba burlona, me acerque a ella levantando su mentón delicadamente con mis dedos—Querida tu madre no me ha enviado, estas muy desactualizada con las noticias

Ella quitó de un golpe mi mano de su mentón, sabía  que me odiaba desde aquel día hace años.

—¿Entonces para qué estás aquí?—Su ceño estaba fruncido y sus brazos cruzados sobre su pecho, no podía negar que aquella Mel adolescente se había convertido en una mujer muy hermosa.

—Eso es algo que no te incumbe, si me lo permites me iré a disfrutar de las comodidades de Piltover—Dije tratando de esquivar la pregunta mientras comenzaba a caminar, dejando a Mel parada en ese lugar.

No quería ser mala con ella, solo quería ocultar el hecho de que todo esto me afectaba ¿Pudo ser diferente si te lo hubiera dicho en ese entonces?

—Mel ella será tu vigilante, no puedes separarte de ella y será mejor que te comportes ¿Entendido?—La señora Medarda estaba asignando mi cuidado a su hija, ella me miraba con timidez.

—Un gusto conocerla señorita Mel, me llamo Keila—Salude cortésmente, ella tan solo asintió hacia mí sin hablarme.

Éramos de edades muy cercanas, yo tenía diecisiete años y ella apenas recién cumplidos los catorce, yo entrenaba con su madre en mi tiempo libre, cuidar de Mel no era complicado ella se la pasaba casi siempre dentro de casa, en sus lecciones o leyendo libros.

Agghh estoy harta—Mel estaba saliendo de su clase de combate, parecía más enojada de lo habitual—¿Por que debo de hacer esto?

—¿Estás bien?—Salí de entre los pilares, Mel dio un pequeño brinco por el susto—¿Qué ha sucedido?

—Nada, tu no lo entenderías...—Se quedó callada mirando al piso ¿Cómo se suponía si podía entender o no, si no me decía nada?

—Dímelo quizá pueda ayudarte, es mejor hablar si tienes algu...—Fue la primera vez que veía a Mel con este comportamiento, me tenía agarrada del cuello de la camisa, aunque se veía algo gracioso pues era más alta que ella por lo cual tenía que estar de puntitas.

—¡Cómo vas a entenderlo si tu eres perfecta en todo! Mi madre siempre dice "Keila esto, Keila lo otro, ¿Si ella puede porque tu no?" Yo no sirvo para esto—Su voz sonó rota al final, bajó su rostro y me soltó, parecía estar aguantando las lágrimas.

—No tienes que ser perfecta a sus ojos—Tome su cara con mis manos y la alce con delicadeza, una lágrima solitaria fue atrapada por uno de mis dedos—Solo tienes que ser algo que te haga feliz, yo no pude elegir lo que me hacía feliz Mel, ser una luchadora era mi única opción

A partir de aquel día nuestra relación se había estrechado, ella me hablaba de las historias en sus libros, ciertas horas al día me enseñaba sobre otros idiomas y yo le daba algunas lecciones de combate, con lo cual iba mejorando mucho. Todo parecía tan tranquilo hasta el día de su cumpleaños diecisiete.

—¡No pienso hacerlo, podemos arreglar eso de otra forma!—Mel trataba de convencer a su madre de hacer un tratado en vez de una masacre.

One shots Arcane "Misery"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora