Capítulo 5

89 6 1
                                    

Pocos días después, Heimdal volvió a mí. Esta vez estaba bien, tanto mental como físicamente; además, estaba vestido con un traje ostentoso.

"Ayy, es muy tarde."

Estaba bastante oscuro.

Por desgracia, había tenido muchos viajes de negocios últimamente.

Ese día llegué más tarde de lo habitual porque se había alargado de más.

—De todas formas, todos los aristócratas se han ido juntos por ahí.

A veces tenía que salir por un tiempo para poder tener acceso a tecnologías de fuera.

—No puedo creer lo que dicen, incluso cuando se me ha dado bien ahí fuera. Ah...

Al igual que la vida nocturna en esta zona, la diurna no era tan cómoda como a veces me gustaría.

Era demasiado tarde...

Cuando volví a casa, no me hizo gracia ver esperándome a cierto invitado no deseado.

—Oh, Syrinx.

Entrecerré los ojos hacia el hombre que se me acercaba.

—Ah, joder.

El hombre se acercó y soltó:

—Me he aburrido mucho mientras te esperaba. Me he enterado de que estás ganando bastante dinero últimamente.

Tenía entradas, una nariz grande y ancha y un cuerpo delgado lleno de músculos.

El joven con cara de pez me resultaba muy familiar.

—¿Por qué tan callada? ¿Tan emocionada estás de verme? ¿Hm?

A pesar de que había sido lo suficientemente afortunada como para conocer a muchos que eran majos en este barrio, seguía habiendo algunos que me despreciaban bastante.

Entre ellos estaba al que llamaban "Thorce", conocido por liderar el segundo grupo más fuerte de asesinos en toda la "zona de asesinos".

—¿Por qué no dices nada, eh? ¿Te resulta fácil hacer el tonto así?

"Me odia completamente."

El motivo era bastante simple: cuando lo conocí por primera vez, intentó tirarme los tejos y fue totalmente rechazado.

Me miró como un tigre mira a su presa, siguiéndome con los ojos cada vez que me movía.

—¿O le entras a todos con esa carita linda? Qué asco. Qué ofrecida.

La cosa no tenía buena pinta.

Era una tarde oscura y, además, era viernes.

Sabía que los caballeros normalmente patrullaban por la zona. Pero en primavera, se iban al bar los viernes por la tarde.

Sólo había una persona en la que pudiera confiar, y justo se tuvo que ir pronto hoy.

"Oh, bueno."

Entrecerré mis ojos mientras que sutilmente tocaba las joyas de mi bolsillo.

"No quiero que esto vaya a más."

—Oh, si por un casual sigues esperando que tu gente venga a ayudarte, más te vale que lo dejes. Sé que todos se han ido por hoy.

—Eso ni se me había pasado por la cabeza. Además...

Sonreí. Incluso si todo iba mal, seguiría diciendo lo que quería decir.

—Tenía el presentimiento de que eras alguien ruin y sucio que esperaría por un día como hoy.

Solo trato a villanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora