El Demonio De Chris [REUPLOAD]

VIII: La maldición de los siete días.

Hoy parece ser un buen día, no puedo decirlo con tanta naturalidad porque obviamente no lo es, he aprendido a mantenerme mentalmente firme después de todo esto, además soy alguien de mente abierta, en vez de asustarme me interesa más que todo. No puedo ir a estudiar todavía ya que tengo mi reposo, pero puedo ir a dar una vuelta en bici así como estoy.

Cuando estoy bajando las escaleras veo que mi papá está sacando su televisor de su cuarto y se lo entrega a unos señores de envío, parece que lo está vendiendo. No sé porque lo vende si le sobra el dinero, pero bueno. Tal vez quiera otra TV o usará ese dinero completando una deuda para luego recuperarlo, de todas maneras ese es su problema.

Voy saliendo de la casa y veo a la prensa, ni idea de que quieren. Yo solo salgo y escucho un montón de preguntas, entre varias de ellas me preguntaban sobre mi papá y querían saber si de verdad estaba en bancarrota, escuché eso y se me subió todo. ¿Papá está en bancarrota? Estamos jodidos seguramente, mierda.

Mientras doy vueltas en la bici por el barrio recuerdo aquel viejo edificio de donde cayó la piedra, iré hacia allá ya que no tengo nada que hacer y hay que averiguar dónde puedo conseguir al tipo que falta por escribir su nombre, espero y su personalidad no sea del asco ya que si es así no tendré más remedio que obligarlo o drogarlo, que se yo, también estoy pensando de más, en fin.

Me sitúo en el sitio donde me lanzaron la piedra y veo que tiene una entrada por debajo, como un hueco. Al pasar no veo nada raro, solo mucho polvo y el piso todo sucio, se alcanzan a ver algunas huellas pero supongo que serán de vagabundos merodeando. No creo que haya algo importante aquí, pero un cosquilleo me dice que siga buscando entre los rincones cualquier mínimo detalle. Hay dibujos en las paredes muy raros pero de lado de un candelabro hay una flecha que señala a un lugar en específico, al seguir a donde me daba la flecha decía "jale", luego de leer la indicación jalo el candelabro a ver qué sucede, al jalarlo se abre una puerta que lleva hacia unas escaleras abajo, procedo a bajar y cuando llego hacia el piso de abajo con mucho cuidado, noto que está todo solo, aunque tenga muchos símbolos raros y miembros de animales como si de sacrificios se tratase, me da mucha mala pinta.

Estoy un poco asustado, pero más que miedo puedo sentir mucho curiosidad de este lugar, y más que acabo de ver un libro como de un centímetro de ancho en una pequeña vitrina. Se llamaba Dream Book, tenía varias reglas en páginas negras con fuente blanca. Leo la primera y dice Escribe un sueño y se te hará realidad, y la segunda decía Solo puedes escribir un sueño, si eres inteligente puedes escribir varios en uno, la tercera indicó Si la libreta ya tiene un sueño escrito ya no funciona. Esto parece a una serie de mangas un poco antigua que leí, soy un experto en esto. Seguiría leyendo las reglas, pero prefiero saber si pidieron un deseo.

Comienzo a leer la Dream Book y ya tenía un deseo escrito, cuando lo voy a leer suena mi alarma y me empiezo a marear. Subo rápido pero a mitad de las escaleras me desmayo. Por lo poco que pude sentir mi cuerpo, creo que no me hice algún daño grave, pero lo más bizarro es que cuando abro los ojos veo a Serof.

— Al parecer aquí fue donde quedaste. Todos los lugares que pises que estén a mi nombre después de las 9 am ya no sirven y mueres. Aquí estás, muerto como un maldito estúpido, por lento e imprudente, pedazo de mierda.

— ¿Por qué me insultas? ¿Quién te crees? ¿Cómo que muerto? Explícame.

— Esta es una forma de decirte que no creas en todo lo que digo, ninguno de los que han firmado les ha pasado esto de pasar de las nueve. No saben que soy un mentiroso, ni de lo que pasa si pasas de la hora —Se ríe fuerte—

— Prométeme que delante de los ojos de Dios no me vas a mentir en las preguntas que te haga

— Me parece muy tierno que nombres a Dios frente de un dios. Él es una creación de los humanos igual que yo. El verdadero hecho es que yo si existo. Pero por ser educado y pedirme que no mienta lo haré. De todas maneras los dioses no son especiales ya que los humanos son los dioses de este planeta.

— Bueno Serof, dime la verdad de la tierra prometida. ¿Si existe o es pura broma?

— La tierra prometida si existe, pero este no es mi único reto, son dos. Tengo que jactarme de ustedes a una manera que me guste sexualmente después de firmar. Si te quieres saltar ese desafío puedes hacerlo justo ahora para no hacerlo luego —Sonríe mostrando sus largos y afilados dientes—, tú decides. Ah, y también por haberte pasado de hora aquí te tendrás que quedar siete días.

— Co... como que sexualmente. ¿Estás loco?

— No te diré nada Chris —empieza a salir vapor del hocico de Serof—, estás son feromonas, jugaré un poco con tu serotonina.

— No siento nada, espero no sentir nada tampoco. Ya que dices que pasaré siete días aquí te pediré un favor. Ya que eres un dios, ¿puedes crear una cama con tus poderes?

— Está bien, solo porque tú lo pides y no puedes llevarte esta cama de esta dimensión.

Serof me da una cama y me recuesto para dormir ya que voy a durar siete días aquí. Me parece muy molesto que tenga que hacer esto por un descuido. Ya se para no permitir que esto suceda de nuevo.

—Serof, ¿puedes esfumarte? Quiero dormir.

Intento dormir por varios minutos pero mi inquietud e impaciencia no me dejaban. Tengo mucha ansiedad que puedo hacer. Manosearme en un lugar desconocido sería muy incómodo, pero interesante. Empiezo a tocar mi pene como de costumbre en momentos de ansiedad, y nada raro, sigo en lo mío. Masturbarse nunca ha matado a nadie.

Luego de minutos y minutos intentando acabar y nada de nada se me ocurre la maravillosa y loca idea de pedir ayuda, aunque lo pienso ya que es un poco desequilibrado de mi parte. También podría saltarme el segundo juego aprovechándome de mi calentura un poco. No estaría mal, tampoco bien, pero lo voy a intentar. No me gustan los hombres, pero Serof tal vez se pueda transformar en mujer.

— Serof, necesito tu ayuda aquí. Vuelve acá por favor —Digo con voz alta

— Lo que desee joven —Susurra

—Hagamos el segundo reto de una vez, ¿va? Pero transfórmate en mujer, ¿puedes?

—Me ofendes al no quererme en mi forma original, así me voy a quedar. Ya no hay vuelta atrás, empecemos.

Serof saca su larga lengua y agarra mi pene. Sinceramente no me quejo pero sigue siendo desagradable. Noto que Serof empieza a humear de nuevo por su hocico. La sensibilidad en mis partes íntimas siento que ha aumentado bastante. No creo que dure mucho a partir de ahora.

Cuando siento que no me falta mucho para terminar se detiene y se empieza a reír. Inserta una gran cantidad de su lengua en mi ano. En el fondo pensé que lo iba a odiar, pero las feromonas lo hacen más fácil para él, lo odio pero siento que ya no tanto. ¿A quién engaño? Si me gusta. Me ansia no poder acabar así que yo mismo seguí masturbándome hasta el punto de correrme, fue una cantidad masiva. Nunca había visto tanta cantidad de semen, creo que es la emoción del momento. Lo cierto es que después de terminar le veo el rostro a Serof y es más lindo de lo que yo creía. Qué lindo cerdo, me dan ganas de besarlo. Lamo mis labios y lo veo.

El mismísimo dios del suicidio limpia todo mi desastre con su lengua y en un instante me besa y acaricia mi cabello.

— Serof, nunca creí decir esto. Pero puedo creer que estos siete días no van a ser tan difíciles después de todo.

— Te amo Chris. —Me dice con su voz grave

— No lo sé Serof, son palabras muy fuertes. Se supone que yo debería de odiarte pero no lo hago. Digamos que yo también. Voy a descansar.

...

...

— Descansa mi pequeño. Adiós Chris.