El Demonio De Chris [REUPLOAD]

VI: El Dios Del Suicidio.

Creo que hoy es 5 de mayo, no me importan los días más que saber quién es ese fulano Serof y que es lo que quiere. Me dijeron que vaya al vertedero hoy, vamos a ver por qué, espero no morir.

Llego al vertedero de las cartas suicidas, y voy corriendo hacia la choza. Cuando voy a abrir noto que la puerta ya está abierta. Abro la puerta lentamente y veo la sombra de alguien y de lo sorprendido la abrí rápido.

— ¿Eres Chris verdad? — Me exclamó el robusto hombre calvo de traje

—Si así me llamo yo, ¿eres tú quién me llamó?

—Así es joven, yo te llamé. Mi nombre es Joe Ford.

El señor me dice su nombre y al ver su cara veo que es el padrastro de Cristina, y me lanzo a darle una cachetada pero me atrapa la mano.

—Eres el padrastro de Cristina, fuiste malo con ella. Imperdonable. ¿Cómo llegaste aquí? —Le digo con mucha decepción a Joe Ford. Todo un personaje el tipo

—Ante todo déjame aclararte algo. Sé quién es Serof. He hablado con él. Déjame explicarte porqué fui así con Cristina. Para conocer a Serof, el Dios del Suicidio, tienes que hacer un acto del que te sientas muy culpable. Siento que desde lejos puedes ver mi cara de cansado medio muerto viviente. —Me aclara muy cortésmente

Veo que el señor Joe Ford empieza a escribir su propio nombre en la máquina de escribir y como por arte de magia las luces empiezan a apagarse constantemente y desaparece el señor. Creo que murió.

Que desesperante es saber que tengo que hacer algo que me haga sentir muy culpable, creo que para mí va a ser fácil porque muchas cosas me hacen sentir culpabilidad. En cambio este señor si se veía de corazón frío.

Tomo el teléfono para hacer lo que no pude hacer antes y escribo "Cristina Garfield", y me sorprendo al ver que la máquina de escribir empieza a anotar poco a poco la carta.

Al fin se imprime y empiezo a leer lo siguiente, "Cristina Garfield, 16 años. No escribió una nota pero tenía un pensamiento que le costó expresar. No quiso seguir viviendo, no se sentía feliz y no superó la muerte de su padre. Creyó que su sueño no pudo surgir y que no tenía sentido seguir viviendo, dejó de comer lo poco que le daban y se provocaba vómitos gracias a su bulimia".

De verdad Cristina no quería vivir, que mal me siento justo ahora. Creo que pude haberla ayudado. Que egoísta fui. Ahora estoy llorando, que ridículo.

Mientras lloro suena mi alarma pero el sonido del reloj se entrecorta, y me pega una brisa fuerte. Abro los ojos y hay un hombre frente a mí. Era alto y su pinta parecía la de la parca, como de 2 metros y una piel tan blanca que deslumbraba, los dedos rojizos como si tuviese la piel delicada y caía un cabello negro largo, puedo ver su cara, parece un cerdo con cuerpo de humano bien ejercitado. Su lengua, no quiero expresar nada de su larga lengua, porque creo que sé qué hizo con eso, asco.

— Hola, ¿quién eres?

— ¿No es obvio quién soy? —Me exalta con una voz grave y perversa

— Serof, supongo. ¿Cómo puedo salir de todo esto? — Duda muy prevista

— Puedes anotar tu nombre en la máquina de escribir y hacer que todo esto se arregle, no sé si sabes acerca de "La Tierra Prometida". Pero no solo tú tienes que hacerlo. Son 3, sus nombre son Ned Parrison, Joe Ford y Chris Horan. Contigo serían cuatro, y 2 de ellos ya firmaron. Tu trabajo es traer a Chris al vertedero y nada de esto habrá sucedido. También tengo algo que enseñarte. — Saca de su bolsillo una bola de vidrio como la de los videntes con una figura de Cristina encadenada, y me la entrega.

— ¿Por qué me das esto? ¿Qué es la tierra prometida? —Pregunto molesto

—El motivo por el que haces todo esto tiene su nombre, cuando termines todo se desencadenará y podrás pedir el deseo que quieras para ella. Así es mi juego, tu único beneficio es salir de él. Por haber preguntado, la tierra prometida es el reinicio de todo. Nada pasó pero tus recuerdos quedan

Esta es mi manera de demostrar que no soy alguien que solo piensa en sí mismo, sé que lo voy a lograr y nada de esto habrá sucedido. Puedo con esto.

— Ya me quiero ir Serof, suficiente charla por hoy.

Aparezco en mi habitación recostado y mareado. ¿Será que alguien me trajo? Iré a preguntarle a papá.

— Papá, ¿quién me trajo?

— Hijo, usted llegó borracho esta tarde

¿Borracho? yo no bebí. Tal vez fui poseído, no me parecería nada raro.

— Ah ok papá, lo siento por la molestia.

Me voy a mi cuarto. Son las 7 de la noche. Tal vez después de haber hablado con Serof, hoy si pueda dormir tranquilo y no me moleste esta vez. Voy a apagar la luz.