¿Están saliendo?

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Viernes, último día de la semana de deportes. El gimnasio del colegio estaba realmente animado en esa competencia de voleibol, los gritos de ambos equipos enfrentándose con sus porristas a lado fueron un gran espectáculo.

El marcador con un margen apretado de veinticuatro contra veintres.

Cada lado con una pareja mixta, donde Izumo Kamiki hacia equipo con su compañero Rin Okumura. Ambos vieron a los contrincantes listos para hacer un saque, asistieron en un entendimiento tácito tras mirarse a los ojos.

La pareja del otro salón finalmente hizo un movimiento lanzando la pelota blanca hacia su lado de la cancha. Izumo corrió con velocidad en dirección de la esfera elevandola antes de tocar el piso, de esa manera preparó la posición del balón para el mate de Rin consiguiendo aumentar su marcador a un veinticinco. Habían ganado el último set.

Sus compañeros de salón celebraron con vítores corriendo a abrazarlos por su victoria. Sin embargo, Izumo solo recibió las muestras de afecto de las chicas mientras saludaba a los muchachos agitando la mano.

Era bien sabido que Kamiki era una chica conservadora, por esa razón los chicos mantenían una distancia saludable y cómoda con ella.

Al terminar los partidos se les permitió ir a las duchas, por lo tanto, la joven de ojos carmín se dirigió a su dormitorio por sus pertenencias. Su estado de ánimo después de ganar era excepcionalmente bueno, tarareando una alegre melodía corrió escaleras arriba del edificio donde al girar hacia su pasillo se encontró una imagen absolutamente desagradable.

Al menos, para sus ojos.

Su cuerpo se quedó de pie, rígido, a unos diez pasos de la pareja que momentos antes se estaba besando de forma tierna. Cuando ellos notaron su presencia, instintivamente giró el rostro evitando su mirada. Rayos.

—Izumo...— la joven que estaba cubriendo la puerta de su alcoba compartida la observó con los ojos sorprendidos y apenados. El muchacho a su lado observó con incomodidad sin articular ninguna palabra.

Izumo reforzó su coraje antes de sonreír y caminar el resto del trayecto faltante —Tengo que ir a las duchas ¿Creen que podría pasar?— pidió como si no hubiera visto nada. Ambos jóvenes intercambiaron miradas haciéndose a un lado de la puerta. Luego de eso eligieron irse a otro sitio comenzando a andar.

A estas alturas, Izumo ya estaba con un pie dentro de la habitación, no obstante, su curiosidad pudo más haciéndola preguntar —Ustedes... ¿Están saliendo?— la cuestión los detuvo para girarse nuevamente. Desde su posición a medio entrar, apretaba el picaporte de la puerta con fuerza sin siquiera ser conciente.

El joven respondió sin rodeos —Si

La respuesta la hizo dar un minucioso respingo. No esperaba que fuera tan honesto; tan descaradamente honesto.

En ese momento, la chica con la que compartía su alcoba intervino —Lo siento Izumo, te lo iba a decir pero...

Antes de que pudiera seguir, la cortó con una risa —¿Por qué te disculpas, Shiemi? Él y yo terminamos hace un mes, no tienes que sentirte mal si han empezado a salir— afirmó con una gran sonrisa —Felicidades, por cierto— dicho eso último, ingresó finalmente a la habitación cerrando suavemente la puerta.

Lo que Shiemi Moriyama y Shima Renzo no sabian, era que mientras más brillantemente sonriera Izumo. Más grande era su molestia.

La Academia True Cross era un internado mixto de élite que se esforzaba en ofrecer la mejor educación al alumnado. Así mismo, enfatizó la importancia de la salud física impartiendo diversos cursos en diferentes actividades, desde el atletismo hasta la natación.

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