¿Hay una diferencia?

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Gracias a una katana, Izumo había convencido a Rin de fingir ser su novio al menos por treinta días. No esperaba que fuera tan fácil, pero admitía que no se iba a quejar del resultado. Mientras él estuviera de acuerdo, todo era un ganar-ganar.

Esa misma tarde, al ingresar en la web escolar, se dio cuenta de que los rumores se habían vuelto mucho más descabellados. Algunos habían contado como se encontraron juntos cerca del edificio donde los gemelos Okumura se quedaban, empezando a teorizar disparates. Al menos la promoción le vino gratuitamente.

En medio de su tarea de idiomas, decidió enviar un mensaje al chico para concretar el primer paso del plan. Buscó su blog encontrándose con un montón de fotografías en el primer plano, un poco curiosa se puso a indagar sobre el contenido, encontrándose en su mayoría con imágenes de platillos que presumiblemente él preparaba en la clase de cocina. También había otras con el equipo de kendo escolar recibiendo reconocimientos en competencias intercolegiales.

Sonrió. Para ser honesta, Rin Okumura era de verdad peculiar. Un chico atolondrado, buen cocinero y esgrimista sobresaliente aunque sus notas en las ciencias no fueran buenas. Nuevamente comenzó a ver las fotografías.

Al darse cuenta de lo que estaba haciendo, repentinamente se sintió abochornada. Sacudió el rostro de forma mínima, ahuyentando sus pensamientos; incluso revisó a los lados como para comprobar que nadie la sorprendió husmeando en el blog de Rin. Al comprobar su soledad, abrió la opción de mensajería escribiendo con rapidez:

Izumo K: Mañana nos encontraremos detrás de los laboratorios de química, que están cerca de tu dormitorio y el mío. Llega temprano.

Presionó «enviar» y salió de ahí rápidamente, como si temiera que con su mensaje él supiera que estuvo revisando las cosas de su blog.

Al día siguiente, Rin ya estaba esperándola en el punto que ella solicitó. Su apariencia realmente era la de un chico malo de la clase. Cabello alborotado, corbata mal hecha, camisa sobresaliendo por debajo de la chaqueta escolar...

Izumo por un momento no podía creer que estaba por decirle a los compañeros de curso que este era su novio. Afianzó el agarre en la correa de su portafolios dándose valor, de todas formas ya habían hecho el trato; negándose a dar lastima por alguien como Shima Renzo.

—Okumura —llamó cuando estuvo detrás de él. Al verlo darse la vuelta, notó un pequeño prendedor sujetando su flequillo y ella pensó, que al menos era atractivo. Tenía un rostro bastante simpático, incluso varonil. Además, sus ojos azules destacaban gracias al negro de su pelo. Físicamente no podía decir que era un mal partido.

—Ah, cejas —exclamó el muchacho cerrando el manga que traía en las manos. Izumo arrugó la frente por el apodo, sintiéndose molesta. Pero decidió dejarlo pasar a favor de no tener problemas desde el día uno.

—¿Llevas esperando mucho?

—No. Acabo de llegar también.

—Hm. —Izumo acomodó un poco una de sus largas coletas y contempló al muchacho—. Entonces vamos a la primera clase —entonó dispuesta a caminar. Sin embargo, la consecuente acción del chico la dejó desconcertada— ¿Qué? —increpó ligeramente a la defensiva mientras observaba la mano ofrecida.

Rin viró un poco el rostro hacia otro lado, confesando sus intenciones—. Bueno, dijiste que figiriamos ser novios. Los novios se toman de la mano cuando caminan ¿Cierto?

Izumo se sorprendió de forma genuina, no esperaba que fuera a ser tan serio al respecto. Se aclaró un poco la garganta intentando ignorar el pequeño sonrojo formándose en sus mejillas—. Ah, bueno. En realidad eso lo hacen los novios de verdad. Tu y yo solo estamos fingiendo.

 ¿Están saliendo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora