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El castaño miró nuevamente a la cámara con coquetería y a la vez elegancia, era algo que pocos modelos lograban proyectar con tanta naturalidad cómo lo hacía Liam.

— Perfecto Payne, — exclamó Shawn, mientras guardaba la cámara, — estuviste estupendo cómo siempre, ¿Cenas conmigo y con Niall está noche?

— Oh, muchas gracias por la oferta, — sonrió el castaño, — pero Zaynie está esperando por mí afuera.

— Bien, — sonrió Shawn, — dale mis saludos, recuerda que mañana tendremos que estar aquí desde temprano.

— Lo sé, — asintió el castaño, — iré a cambiarme, — añadió caminando hacía los vestidores. Luego de entregar la ropa, se dirigió al estacionamiento. Moría por ver a su novio.

— Amor, — exclamó el castaño saludando a su novio con un corto beso —¿Has esperado mucho?

— No, Li, no te preocupes, — respondió Zayn sonriendo — ¿Listo para ir a casa?

— Por supuesto, — sonrió Liam, — me urge llegar, fué un día muy ocupado, ¿que tal si al llegar nos damos un baño de espuma y nos tomamos una copa?— preguntó el castaño.

— Suena excelente cariño, — acordó Zayn, — sólo que hay un pequeño detalle.

— ¿Qué ocurre?— preguntó el castaño preocupándose.

—Naìn  llamó, necesitaba que cuide a los niños está noche, así que están en el departamento.

— Oh, entiendo, — exclamó el castaño un poco preocupado. Cuando comenzó a salir con el pelinegro y este le confesó ser un hombre divorciado y con hijos, no pensó que fuera un impedimento para continuar con su relación, sin embargo, cuando Zayn le presentó a sus hijos, una adolescente de trece y un niño de ocho años, y estos le mostraron desagrado sin darle mucha oportunidad de ganarselos se sintió preocupado. Liam nunca obligaría a Zayn a ponerlo por encima de los niños, por ello le preocupaba que para evitar una mala relación con sus pequeños, el pelinegro optara por terminar su relación.

— Ordenare su comida favorita, — dijó Zayn, — ¿Quieres algo en especial para ti?— preguntó.

— No, no te preocupes, cenaremos lo que les gusta a ellos.

— De acuerdo, — Zayn le sonrió, — gracias por tenerles paciencia.

[...]

— Papi, que bueno que llegas, — exclamó Susan, dando un abrazo a su padre, — tardaste horas.

— No exageres cariño, — rió Zayn.

— Hola chicos, — dijó Liam amistosamente, pero ninguno de ellos respondió, Zayn iba a intervenir pero el castaño negó.

— La comida está por llegar, porque no se lavan las manos, — agregó Liam.

— Yo las tengo limpias, — se defendió Dennis, el menor, — lo juro.

— ¿Acaso no vas a cocinar tú?— preguntó Susan mirando mal a Liam, — papá Naìn dice que no es muy sano para nosotros comer siempre fuera.

— Chicos, por favor, — dijó Zayn, — pedí su comida favorita, tratemos de cenar en paz.

— Si, chicos, — dijó Liam, — si quieren me pueden platicar lo que cenan normalmente y puedo intentarlo alguna vez.

— Dudo mucho que te quede cómo a mi papá Naìn, — dijó Dennis.

— Iré a cambiarme, — dijó Liam cuando los niños por fin fueron a lavar sus manos, — Zee, no quiero incomodarlos, es mejor que cenes con ellos tú sólo.

Quédate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora