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— Chicos, — habló el castaño un poco cohibido, — ¿Terminaron su tarea?

Susan sólo lo miró seria pero Dennis le contesto, — Termine en la tarde, pero estoy practicando mi truco de magia para el concurso de talentos, ¿Puedes ayudarme?

— Seguro, — dijo el castaño un poco dudoso, — ¿Qué debo hacer?

— Ayúdame a que papá Zayn me compre un conejo, por favor, lo necesito, — pidió el chiquillo.

— Ok, bueno veré que puedo hacer, pero primero necesito que vengan a la sala y vean su sorpresa.

— No me interesa, — dijó Susan seriamente, — olvidaste llevarme a la clase de francés, es por eso que entre a tu habitación.

— Pero francés es sólo los jue...—  la chica estaba en lo correcto, — tendré más cuidado la próxima vez, lo prometo, — dijo Liam, — ¿Dennis vienes a ver la sorpresa?

— Vamos Susan, — pidió el pequeño pelinegro, era el vivo retrato de Zayn. La adolescente de mala gana acepto. Cuando los dos entraron en la sala, pudieron ver a un pequeño cachorro Beagle.

— Wow, — exclamó Dennis acercándose a acariciarlo, — es muy bonito, ¿Podremos llevarlo con nosotros?

— Si su papá Naìn está de acuerdo si, si no el de quedará aquí y cuando vengan podrán jugar con él.

— Soy alérgica a los perros, — dijó Susan.

— Zayn no me mencionó nada, — dijo extrañado.

— Realmente no me conoce mucho, desde que sólo le importas tú apenas se entera de nuestras cosas, — dijó dolida.

Liam se preguntó si las cosas realmente eran así y el estaba absorbiendo todo el tiempo de Zayn. Tratando de hacer a un lado ese pensamiento habló de nuevo.

— ¿Porqué no piensan en un nombre para él?— pidió, después de todo es un regalo para ustedes.

— Liam, — dijó Susan.

— ¿Qué!?— preguntó el castaño.

— Que se llame Liam, — dijó Susan, — más o menos huele cómo tú y también soy alérgica a tí, le va perfectamente bien, — terminó dirigiéndose a su habitación.

Liam respiró hondo, se dijo que debía tener paciencia pero no podía tolerarlo más.

— Dennis, ¿Puedes pensar en un nombre? Ahora vuelvo, — dejó al chiquillo y siguió a Susan.

— Susan tenemos que hablar— dijo el castaño.

— ¡Sal de mi habitación!— dijó la adolescente.

— Escúchame,— dijo un poco más serio, — yo sólo trato de entender,  de ser paciente contigo, me gustaría saber cuál es tu problema.

— ¡Tú eres mi problema!— gritó, —¡Entiende que no te queremos!todo sería mejor si no existieras en nuestras vidas.

— Mira Susan, a mi me encantaría que nos pudiéramos llevar bien, he hecho todo lo posible por qué te sientas cómoda en está casa, pero no puedo seguir con tus desplantes, ya no me importa que no me quieras jamás pero al menos tienes que respetarme.

— No tengo porque, tú no eres mi padre!— protestó Susan.

— ¡Y gracias a Dios que no lo soy si no ya te hubiera puesto un correctivo!— dijo Liam ya fuera de sus casillas, notó la expresión conmocionada de la adolescente, él mismo no pensaba decirle aquello, trato de suavizar su tono, — lo siento, mira lo que quise expresar es que...

Quédate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora