Cap. 14 Dime la verdad

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Colette
- Es solo una canción, mamá -insistí- Selenna puede cantar y disfrutar a la vez. Como me dijo Edgar, si la canción se hace famosa puede nos ayude mucho con su estudio y su vida.

- No, no y no -repitió mi madre- no voy a dejar a mi nieta con un imbécil, esa es una razón. Mi segunda razón es esta: ¿no te das cuenta que estamos casi vendiendo a Selenna?

- No la vendemos, es una oportunidad para ella.

- Y para ti, ya que amas a Edgar lo quieres agradar... -murmuró Shelly a mi lado y le di un pellizco al brazo.

- No te entiendo, Colette. Has estado muy extraña desde que me dieron de alta en el hospital -decía mi madre a lo que rodé los ojos.

- Extraña... ¿En qué sentido? -pregunté cruzada de brazos.

- Extraña en casi todo: número 1, -empezó a enumerar con sus dedos- ese cambio de ropa.... ¿En verdad lo necesitabas? Te veías increíble antes. Número 2, no has hablado nada mal de Edgar. Número 3, ya no le dices imbécil. Número 4, si hablas de Edgar sonríes muy extraño. Y número 5, no dejas de decir cosas buenas de él.

- No es tan malo como pensaba, si lo conocieras me entenderías -dije encongiendo mis hombros.

- Sí, claro... Solo por eso lo defiendes a capa y espada -dijo Shelly con una carcajada.

Con amigas así no necesito enemigas.

- ¿A qué te refieres, Shelly? -le preguntó mamá y me miró, a lo que bajé la cabeza apenada- hay no... -mi mamá puso su mano en su frente- hay no... Hay no, no, no... ¿Él? ¿En verdad? ¡Hay tantos hombres en el mundo y tuviste que escogerlo a él! Créeme, esto es peor desde la noticia que salías con el cactus...

- Oh vamos, señora Anderson -dijo Shelly confiada- no es para tanto, sí, se enamoró de un completo tonto, pero nadie controla los sentimientos.

- ¡Y yo he descubierto un lado de él que ni siquiera yo conocía! -intenté explicar- él es bueno a su manera, caballero y respetuoso cuando desea serlo, no es un cabeza hueca todo el tiempo y es listo y manipulador, de vez en cuando se necesita... Debo admitir que lo hace aún más atractivo eso...

- Lo entiendo, Colette, lo entiendo, pero no me gusta esto... No me gusta ni tu amor a tu jefe, ni tampoco que quieras que tu hija, escúchame bien, TU HIJA sea vendida. Agradezco que me hallas tomado en consideración en este contrato, pero a mí no me gusta para nada.

- Mamá... -suspiré y tomé las manos de mi mamá- yo no lo hago por nadie más que Selenna, ella se merece todo y mucho más, las dos lo sabemos y eso queremos.

- ¿Segura que no es porque te gusta Edgar?

- Estoy muy segura, mamá. Mis sentimientos no interfieren con mi hija, lo prometo -mi mamá soltó un suspiro y asintió.

- Muy bien, de todas formas es tu hija, yo ya te crié a ti... Has lo que creas mejor para ella -sonreí de lado y ella también me sonrió.

Luego le conté a Selenna los planes que tenía Edgar y que quería cantar con ella así como habían hablado por teléfono. La hizo feliz, muy feliz.

La noche llegó y Shelly dormiría en nuestro sofá esa noche, por supuesto, solo cenamos y ella estaba roncando en menos de dos minutos. Iba a contarle una historia a Selenna, pero ella me detuvo para contarme una suya que se acababa de inventar, me pareció divertida la idea, por lo que la escuché.

- Había una vez... -empezó Selenna- una princesa muy linda, que vivía con su abuela y su madre la reina.

- ¿Se trata de nosotras? -pregunté soltando una risa.

Detrás de Una Estrella (Edgar x Colette) [BS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora