ʰⁱˢᵗᵒʳⁱᵃ

178 6 3
                                    

Kyoto, Japón. Año 2006.

En Kyoto habitaba una niña de 9 años llamada Kiyomi, Kiyomi Yamada. Ella siempre había sido una niña dulce, alegre y capaz, siempre estuvo para su familia y se vió obligada a madurar a temprana edad ya que formaba parte de la familia principal del clan Yamada, un clan fuerte y estricto que siempre quería mantenerse firme ante los ojos ajenos.

Ella vivía en una pequeña y acogedora casa tradicional Japonesa junto a su padre, Eiji, su madre, Chieko y su hermano mayor, Shouta, un chico de 14 años que soñaba con ser una persona fuerte como sus antepasados, quiénes fueron shinobis. Para esto, desde que era pequeño, Shouta seguía entrenamientos diarios con ayuda de su padre, entrenamientos que habían ido pasando de generación en generación entre los hombres de la familia principal, entrenamientos a los que siempre asistía su hermana menor, Kiyomi, para hacerle compañía y darle ánimos.

La pequeña comenzaba a notar como su hermano fallaba y se cansaba más rápido en sus entrenamientos, cosa que no era normal, ya que él siempre hacía todo a la perfección y era imparable por la gran cantidad de energía que llevaba. Su padre también lo notaba, pero había tomado la decisión de no preguntarle nada para no hacerlo sentir mal o incomodarlo, queriendo pensar que quizás solo necesitaba descansar después de tantos años de trabajo duro.

Bien, creo que hemos terminado por hoy. — Dijo su padre al notar el cansancio de Shouta — Será mejor que vayas a descansar, hijo. — Agregó y se retiró sin más.

Cuando vió a su padre marcharse, Kiyomi se acercó a su hermano dándole una botella de agua.

Estás bien, hermano? — Preguntó con un tono preocupado.

Su hermano se quedó en silencio unos segundos y tomó un par de tragos de agua.

Si, enana, quédate tranquila. — Dijo brindándole una cálida sonrisa y revolviendo el cabello azabache de la más pequeña, haciéndola sonreír.

Está bien, iré a ayudar a mamá con la cena. — Dijo Kiyomi y se fue rápido y con una sonrisa hacia adentro de la casa.

Cuando la niña se fue Shouta soltó un suspiro pesado, recogió sus cosas y fue a darse un baño para relajarse.

.

Esa misma noche, Kiyomi se despertó al escuchar quejidos provenientes del cuarto de su hermano, curiosa, decidió levantarse, ponerse su kimono e ir a ver qué eran esos sonidos. Al deslizar la puerta se encontró con su hermano sentado en el suelo, abrazado a su pierna derecha la cuál parecía estar roja e inflamada, soltando quejidos por el dolor que sentía.

¡Shouta! — Soltó la pequeña yendo rápidamente hacia él.

Este se sorprendió al escuchar la voz de su hermana y volteó a verla.

K-Kiyomi... Yo... Tartamudeó, ya no podía ocultarle nada.

¿Qué te ocurrió? — Preguntó preocupada mirando la pierna de su hermano.

No es nada, agh... Tranquila, no se lo digas a papá — Murmuró entre quejidos.

Kiyomi, haciendo caso omiso a lo que le pidió su hermano, salió corriendo en dirección a la habitación de sus padres.

¡Papá!, ¡Mamá! — Gritó la niña al entrar a la habitación de sus padres, despertandolos.

¿Uh? ¿Qué ocurre, cariño? — Preguntó su madre medio dormida.

¡Es Shouta!

Dicho esto, la niña se subió al tatami dónde dormían sus padres, agarrándolos de las manos y tirando de ellos para levantarlos. Ellos se levantaron inmediatamente al ver la preocupación de la niña y la siguieron hasta la habitación de Shouta, dónde se encontraron la misma escena que había encontrado su hija, al joven sentado en el suelo abrazando su pierna roja e hinchada.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 20, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

OrochiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora