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Cuando volvió a abrir los ojos, se encontraba solo en su cama.

Por un momento pensó que su mente le había jugado una mala broma, que lo que pasó ayer y en la noche solo era una alucinación, que no estaba en peligro y no había amenaza a su alrededor, pero todo ese pensamiento se olvidó cuando escucho a alguien mover cosas afuera de la habitación.

Estaba alterado, los pasos de acercaban. Sabía quién estaba al otro lado, pero el cuerpo le estaba temblando, como un maldito niño con miedo.

Los pasos se detuvieron justo al frente de si puerta, seguidamente los golpes en ella sonaron en su habitación.

—Oh, cariño-?—, habló con dulzura el hombre—, ven, sal de la habitación que tenemos que desayunar, amor.

Las náuseas no se hicieron esperar, era indignante todo lo que escuchaba.

Confundido de sí mismo, tropezó con sus sabanas para bajarse y dirigirse a su baño, con asco, vómito todo lo que podía quedar en su estómago, un vacío en el hacia su sufrimiento agotador, ahogándose con el ardor de su jugó gástrico, el amargo sabor a nada era en su boca era lo único que sentía cuando los golpes se escucharon otra vez.

—Vamos, te hice un desayuno al puro estilo americano.

Una risa falsa acompaño el comentario, con los pasos a lejanos.

Volvió a sentirse sucio.

Y sabía que un simple baño no solucionaría nada, ya lo intento, pero el enfermo que causó su, de alguna forma, miedo, estaba al otro lado de la puerta, que podía entrar en cualquier momento, pero solo estaba jugando con él, queriendo que él vaya con él al matadero.

¿Por qué se sentía vulnerable?

¿Por qué se volvía débil?

No.

Tiene que haber una explicación.

Tenía que Grúas le diga que le hizo para sentirse débil ante él.

No quiere juegos.

Está en una guerra con la gente del mecánico.

No es para que jueguen a la parejita.

¿Pareja?

Maldición, está pensado en más.

¿Cómo que pareja?

Nunca sería pareja de alguien asqueroso como él.

Pero recordó como durmió muy a gusto con su agresor.

Tan cálido contacto, ese recuerdo que provocó otro vacío en él.

Maldijo como nunca su maldita suerte.

Su maldita suerte que lo acompaña desde nacimiento, su suerte que lo hizo partícipe desde siempre como un arma para el Gobierno desde joven, su suerte que lo hacía ver miles de muerte diariamente y más si son de personas cercanas a él, su suerte que lo hacía enloquecer.

Se quiere rendir, pero su suerte lo castigaría si eso pasa.

Tenía aun que cuidar de varias personas, y cumplir su promesa de que esta vez no dejaría morir a su hijo.

Con su poca fuerza mental, se anima a bañarse, aun si sabe que su cuerpo seguirá sucio, aun si sabía que tendrá que ensuciarse aún peor.

[...]

Esta mal.

Muy mal.

Tenía que parar, el juego término cuando salió de aquel almacén.

Obsession  🚩Nadanway🚩 InconclusaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora