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¿Qué le pasa a él?

Si todo está bien.

Si todo está de maravilla.

Nada malo está pasando, nada grave.

Nadie lo ve raro ni extraño.

Todos a su alrededor actúan normal.

El también debería actuar bien, con su porte firme y derecho, no asustado ni temeroso.

Estaba bien, tenía su ropa limpia y planchada, su camisa blanca de manga larga, sus pantalones y corbata negra perfectos. Y sus nuevos lentes de sol que compró antes de llegar. Todo en él se veía normal.

Solo tenía que ir a tomar sus cosas e irse a su oficina, es fácil, sin distracciones, es rápido, así podría no estar en lugares con mucha gente, el pensamiento de que alguien se dé cuenta de que atado, es tan fuerte en su mente, que siente que se muere ahí mismo. Sin distracciones.

Lo primero es fácil, un Buenos días y ya, una cara sería de él y caminar hasta el segundo piso es la misión. Fácil.

Pero no, todo menos fácil.

—Viejo—, fue detenido antes de entrar a su despacho por una voz conocida—, lo estuve buscando ayer, pero Volkov informo que se tomó el día.

La persona que le hablaba no era otro que el Subinspector Dan, quien traía su pasamontaña rosa en su cara, pero por su tono de voz era obvio que se notaba aliviado.

—Quería saber sobre el atraco de la otra noche—, espero alguna contestación o movimiento del mayor, pero a no obtener continuo—, y es que el Gus-... Fredd y yo estuvimos fuera de servicio por cosas de la U, y queríamos comentar sobre eso.

Oh, Dios.

Como le puede decir que ya no necesitaba información sobre eso, el mismo se había encontrado cara a cara con el segundo al mando de esa mafia, como desearía que él también hubiera estado fuera de servicio.

—No te preocupes—, le contrasta por fin el mayor abriendo su despacho y entrando en ella—, luego hablamos, por mientras has un 10-33 con un alumno.

—10-4.

Se aseguró que el menor se fuera y cerro con seguro su Oficina, alterado, con la respiración acelerada, sus latidos retumbando en sus oídos, era peor de lo que pensaba.

Tenía pánico de todo.

Con sus piernas temblando se dejó caer sobre el sillón de siempre, donde varias veces se había quedado dormido en él. Como deseaba estar en su casa, acostado en su propia cama, sin sobre analizar a los demás, pensando si sospecharon algo.

Fue patético el como no podía ver a la cara al Subinspector, y sentir como su garganta quería cortarse. Se sacudió la cara con frustración, quería dejarse su mente en blanco.

Solo con esfuerzo volvió a levantarse, quisiera estar tirado todo el día, pero era un líder que tenía que hacer mil cosas, por desgracia.

Su cuerpo aún estaba adolorido, pero camino otra vez a la puerta para quitarle el seguro, sería sospechoso que este solo con el seguro puesto.

Está bien. Está era su oficina más segura, no tenía por qué llorar como un niño, él era un adulto como pucha experiencia, tenía que ser fuerte, olvidar eso y solo encerrar a su abusador. Tenía que encontrar evidencia en su contra.

[...]

Sonrió con incomodidad a la clienta que atendía, entregando el for1mulario del pago, donde es explicaba el por qué el trabajo se cobraba más de 1000 dólares, pues esta misma se quejaba del precio, quien diría que reparar un coche que parecía haber salido de una trituradora no costaba solo 100 o 200 dólares, y no ayuda el escándalo, el trato de malos modales y el coqueteo barato para tener una chance de que el costo baje no funcione.

Obsession  🚩Nadanway🚩 InconclusaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora