Capítulo 19

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5 muertes + 5 errores = 1 arrepentimiento

Lunes a la noche – Nuevo departamento.

- ¡HOGAR DULCE HOGAR! – Andrea hacía su entrada al nuevo departamento. Samantha y Lena venían detrás de ella con menos entusiasmo por no decir con casi nada. Después de abandonar el viejo departamento fueron a comer algo por ahí para esperar que el equipo de mudanza contratado hiciera su trabajo. No fue hasta tres horas después que le avisaron a Andrea que ya estaba todo listo – ¡ESTO SI QUE ES VIDA! – agregó la latina recorriendo el lugar con sus brazos abiertos - ¡ESTO SI QUE ES LUJO! – cualquiera que la estuviera viendo o escuchando pensaría que el lugar estaba bañado en oro - ¡ESTE ES EL PALACIO QUE SE MERECE LA GRAN ANDREA ROJAS! – sus delirios de grandeza hacían acto de presencia.

- Tampoco es para tanto – Sam hacía que la latina bajara un poco de las nubes.

- ¿Qué no es para tanto dices? ¡POR DIOS SAMANTHA! ¡MIRA ESTA SALA! - El departamento tenía una enorme sala de estar, las paredes estaban pintadas de un blanco pulcro y del techo colgaba una encantadora lámpara moderna.

- A mí me gustaba la sala del departamento de Kari – dijo Sam.

La latina hizo oídos sordos al comentario de la bailarina y siguió inspeccionando - ¡WOW! ¡MIRA ESTA DECORACIÓN! – Sobre las lisas paredes había pinturas que tanto Andrea como Lena reconocían fácilmente a diferencia de la bailarina. La ojiverde pudo distinguir una copia bastante mal hecha de "El beso" de Gustav Klimt.

- A mí me gustaba la decoración del departamento de Kari– otra vez puntualizó Sam.

Andrea soltó un simpático y fuerte resoplido – Por favor, a eso no se le puede llamar decoración. No se le puede decir decoración a paredes sin revocar, ni pintar y mucho menos a las telas de araña que colgaban de ellas.

- ¡O DIOS! ¡O DIOS! ¡MIREN ESTO! ¡MIREN QUE VISTA! – la latina no demoró en apretar un botón de un pequeño control que había sobre una mesita con una pequeña lámpara y las traslucidas cortinas de una enorme ventana se abrieron. En realidad, esto era la razón del alto precio del departamento más allá de la ubicación. Una de las paredes era totalmente de vidrio y formaba un enorme ventanal que dejaba ver casi toda la ciudad. Las cortinas que cubrían la vista eran de color crema y de una tela traslucida, al parecer los ventanales estaban equipados con blackout o algo así le habían explicado a Andrea.

- A mí no me gusta – observó Sam – Ya no están los simpáticos chicos del departamento de enfrente, que me gritaban cosas lindas o que jugaban al dígalo con mímica conmigo – dijo con nostalgia.

Andrea la miró enfadada – Esos tipos son unos pajeros Samantha, nada de simpáticos – le aclaró – Y las señas no eran mímica ni mucho menos un juego – más de una vez la latina les había respondido con sus propias señas.

Cuando Samantha estaba por protestar de nuevo la latina la interrumpió – Además eso es lo de menos... ¡POR DIOS! ¡MIRA ESTOS PISOS! ¡MIRA ESTOS MUEBLES! – los pisos del departamento eran todos de fina madera. En el medio de la sala, cerca del enorme ventanal, había dos gigantes sillones de color marfil, enfrentados uno al otro y solo separados por una no tan pequeña, pero si baja, mesita redonda con vidrio al centro, que tenía un adorno bastante raro pero lujoso en su centro, algo así como una caramelera muy parecida al pensadero de Albus Dumbledore si me preguntan. Al costado de uno de los sillones había una alta lámpara y sobre ellos varios almohadones forrados en con un estampado estilo cebra muy interesante.

Sam se cruzó de brazos, estaba negada a ver lo mismo que Andrea – Estos pisos no son como los de Kari...

- Porque les falta todas las huevadas que la rarita tiraba en el piso – respondió cansada - Le faltan baldosas rotas y le falta la cochina y sucia alfombra donde podría dormir cualquier tipo de perro pulgoso.

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⏰ Última actualización: Jan 08, 2022 ⏰

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