Vendido | Omegaverse

Capítulo I.

Alfa

Ante todo pronóstico, el señor Dimitri accedió a comprar el ganado, dándole su palabra y firmando un contrato que había mandado a redactar con alguno de sus guardaespaldas, donde especificaba el 18% extra por la "inversión" que Harry acababa de hacer, y también decía que él volvería con el dinero y los camiones para llevarse el ganado hasta después de dos meses, por si el omega que compró era "problemático". Y para iniciar el año, con buenos negocios.

Firmaron en una sala de la misma casa. Mientras esperaban a que los omegas que habían comprado estuvieran listos. Harry no podía evitar sentirse raro. Incómodo. Decepcionado de sí mismo. Pero se había prometido que devolvería a ése omega a su hogar después de que Dimitri se llevara a la última vaca de sus establos. Harían un trato. Algo que le hiciera recuperar un poco de su valor de alfa.

El estadounidense seguía hablando, Harry ya estaba fastidiandose. Oyó la voz de la señora beta regañar a las omegas que venían bajando las escaleras detras de ella. Dimitri también dejó de hablar y se concentró en las dos bonitas omegas que había pagado. Detrás de las cinco o seis chicas, Harry pudo ver al pequeño omega de ojos azules. Se veía comprimido, quizá cuando tenía miedo se veía más chiquito.

Se miraron, la punzada que Harry sintió estaba seguro que el omega también la había sentido, porque aparto la vista y se dio palmadas en su pecho.

—Muchacho —dirigió su mirada a Dimitri. —Afuera hay otro auto esperándote, estrenare mis nuevas adquisiciones. —Harry asintió, dándole la mano.

No supo si le deseó buen día, o si le dijo que ojalá le fuera bien. Había demasiadas omegas en la habitación. La beta lo miró, como si supusiera que él se volvería loco estando ahí, se aproximó para tomarlo del brazo y acercarlo a su omega.

—El chico tiene sus papeles en la bolsa que dejamos en el auto que le asignó el señor Dimitri. Hay un conductor, así que ustedes pueden ir tranquilos en la parte de atrás, tengan buen viaje. —Todo eso lo dijo con ellos caminando hacia la salida, tomando a cada uno de cada brazo. —Esperamos verlo de nuevo, Harry.

Él no se había molestado en dar su nombre. Seguramente lo escuchó del señor Dimitri. Ahora se sentía mal educado. Solo asintió y se despidió. El omega caminaba frente a él, y Harry pudo notar que tenía frío. Porque temblaba. La ropa que le habían dado era delgada y casi que transparente. Harry se resistió a quitarse su abrigo, no quería dar otros mensajes confusos al omega. El auto tenía calefacción.

Durante todo el camino, el alfa no lo miró. Y el omega estaba tan concentrado en las calles por donde iba, quizá buscando una cara conocida o una calle por donde vivía. Llegando al hotel, notó un ruidito de incomodidad por parte del omega, así que con ligereza puso su mano en el hombro del chico. Este lo miró.

—No te voy a dañar, lo prometo. —Se miraron a los ojos. Otra punzada más. Apartaron sus miradas rápidamente.

Harry saludó al de recepción, y caminó con la maleta en mano y con el omega del otro lado. Cuando llegaron a la habitación, Harry cayó en cuenta de que solo había una cama, y era tan barata que el piso no tenía alfombra, ni mucho menos un sofá. Suspiró. Cerró la puerta y vio como el omega seguía temblando. Se movió para el ropero, alcanzo una sabana de felpa que utilizó un día antes para usarla después de bañarse, sabía que recuperaría el calor pronto. Harry se la entregó, manteniendo bastante distancia.

—Revisa tu maleta, y si encuentras ropa más calentita, pontela, está por entrar un clima todavía más frío. Sino, te prestaré mi chamarra. —El omega asintió, y se acercó a su maleta, después de acomodarse la colcha en sus hombros.

Harry lo miraba, le sorprendía que no hablara todavía. Notó como el omega olisqueaba, pescando su olor, haciéndolo soltar una pequeña risa. La cual captó la atención del omega, quien se le quedó mirando más de un segundo. Más de lo normal.