Under My Skin

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La luz del sol mañanero se adentró por los cristales de la camioneta y el rocío pegado en estos empezó a evaporarse, Theo se removió en el asiento trasero tratando de seguir durmiendo pero fue despertado por el molesto golpeteo en el vidrio.

La policía otra vez.

Trató de ignorar el ruido y se quedó quieto para ver si el policía se rendía y lo dejaba tranquilo.

Los golpes aumentaron y Theo se vió obligado a levantarse.

- Sí, ya voy- dijo de mala gana y de pasó al asiento del conductor para encender su camioneta y emprender la marcha.

Ya llevaba una semana así, fuera de noche, de madrugada o de mañana, los policías siempre estaban ahí para joderle el sueño.

Condujo hasta un descampado y se detuvo allí.

Suspiró. Estaba cansado.

Solo había recibido ese mensaje pero nada más.

Se acorbadó de darle la cara a la manada.

¿Qué les diría? Algo como: hola, soy yo de nuevo, Liam me pidió ayuda y por eso vine.

Dios, no, definitivamente no. Era terrible. Además, el solo hecho de ver a Liam a la cara le causaba escalofríos y no entendía por qué.

- Liam - susurró el nombre del chico por enésima vez

Su humor cambió de inmediato.

-¿Por qué no puedo sacarme tu maldito nombre de la cabeza? ¡Maldición!- golpeó el airbag del auto y sus dedos crujieron.

De repente se vió rodeado de cazadores.

Dispararon y su los vidrios de su camioneta quedaron hechos polvo.

***

Despertó amarrado a un reja.

- Déjenme adivinar ¿Tortura con electricidad?- sonrió - los cazadores si que son aburridos y nada creativos.

De repente los interruptores fueron activados, haciendo que el cuerpo de Theo se sacudiera debido al choque eléctrico. Así estuvo algunos segundos hasta que se apagó la corriente. Estaba harto de siempre las mismas torturas. ¿Por qué electricidad? ¿No había algo más serio? Cómo, cortar con una navaja pequeñas partes del cuerpo, en especial el abdomen y las costillas, allí si dolían las heridas.

Tal vez también podían jugar a la acupuntura, si no la sabían hacer realmente era doloroso, ¿Podrían ellos saber lo que se sentía ser pinchado por cientos de agujas en los lugares más sensibles del cuerpo. Tal vez no, y solo tal vez, si se liberaba de allí les enseñaría como hacerlo.

La electricidad fue encendida nuevamente y Theo notó como la reja se estaba calentando y las bandas de plástico con las que estaba amarrado empezaban a derretirse.

No Me Envíes Al Infierno [Thiam]✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora