La magia de la Navidad

127 6 2
                                    

Escrito por: sarakel16País: Argentina

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Escrito por: sarakel16
País: Argentina.
Diaparador: #7

***

Veinticuatro de diciembre. Una época hermosa para muchos, para otros un día cualquiera y para algunos pocos una época del año horrible que sólo trae recuerdos tristes. Yo pertenezco a este último grupo.

Hace tres años, un veinticuatro de diciembre caluroso y húmedo como hoy en la ciudad de Buenos Aires, estaba preparando la cena de navidad. Estaba sola porque mi esposo había ido a Córdoba a buscar a sus tíos, ya que esa noche iba a venir a casa toda su familia.

Pasé horas cocinando vitel toné, preparando el pan dulce, lavando vasos, platos, cubiertos, limpiando, decorando, todo para que esa noche fuera una velada inolvidable, y efectivamente lo fue.

Horas más tarde comenzaron a llegar los invitados, todos menos mi esposo, Andrés, y sus tíos, lo cual me pareció muy raro. Y lo que me resultó aún más extraño fue que ninguno de los presentes había tenido noticias de Andrés desde la mañana temprano. Ni siquiera yo había recibido mensajes ni llamadas suyas en todo el día. Además, los tíos avisaron que seguían en Córdoba; Andrés nunca había ido a buscarlos. Inmediatamente todos nos preocupamos.

La noche fue un desastre. Casi no comimos y estuvimos angustiados todo el rato, esperando que en cualquier momento Andrés entrara por la puerta y se sentara a disfrutar de la cena con el resto de nosotros, pero no fue así. Esa angustia luego se mezcló con tristeza y dolor cuando, horas antes de cumplirse las doce, nos enteramos que en la Ruta 9 hubo un choque entre un camión y un auto Mercedes Benz color negro. En la escena del crimen, apareció un cuerpo de un jovén de treinta y cinco años con el nombre de Andrés Villanueva, en otras palabras, mi esposo.

Todos estábamos en shock. Las lágrimas empaparon nuestras mejillas y el dolor invadió nuestros corazones. La navidad se había arruinado por aquella tragedia y esta época no volvió a ser la misma para ninguno de nosotros, sobre todo para mi.

Desde ese día lo único que hice fue taparme de trabajo. Sumergirme en papeles, reuniones, archivos y documentos de excel y aislarme completamente del resto del mundo. Dejé de salir con mis amigas, dejé de reunirme tan seguido con mi familia y dejé de disfrutar la vida. Y es que, ¿qué podía disfrutar? Había perdido a la persona que más amaba en el mundo. A la persona que me mimaba y me cuidaba todos los días de su vida. A la persona que me quería como ningún hombre me había querido. Había perdido a mi compañero de vida, a mi mejor amigo, a mi otra mitad y al futuro padre de nuestros hijos que jamás existirán. Entonces, ¿cómo se supone que deba disfrutar la vida cuando lo había perdido todo?

Este año no es para nada diferente. Pasaron tres años, pero los recuerdos de aquella noche y el dolor en mi pecho siguen vigentes. Haga lo que haga no puedo pasar página. No puedo olvidarme de él, no puedo dejar de amarlo, no puedo aceptar la terrible realidad que me toca vivir. Y, creo, que jamás lo voy a poder hacer.

DESAFÍO: Con diciembre a cuestasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora