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Me llevé una mano a la nuca, confundido con mi llegada al departamento. ¿Es que yo estaba alucinando? Toqué la puerta por mero instinto, sin recibir respuesta inmediata, pero divisando que en esa mano yo traía una bolsa del mini-super, lo que me daba tiempo y, al menos una pista para hacer el intento de recordar que es lo que había pasado, pero en mi inútil esfuerzo solo logré darme cuenta de que las piernas me estaban fallando, que el cansancio me estaba matando y que el cuerpo me dolía tanto que podría desplomarme en cualquier momento.

Me sentí adormecido, no sabía si podría resistir un segundo más de pie, pero antes de sufrir de un colapso, una voz del otro lado de la puerta me habló.

— ¿Quién es? -

— Ha- Soy yo, Tadano. -

Escuché como Retsy quitaba el seguro de la puerta con velocidad, también el seguro de respaldo y el seguro de pasador.

— ¡Tadano! ¿Donde...? - Sus palabras se pararon en seco en cuanto me miró, confundiéndome, pero no evitando que le sonriera para aliviar la tensión que se estaba generando en el ambiente. — ¡¿Que te ha sucedido?! - Se llevó las manos al rostro, y después se paró de puntas para alcanzar el mío, lo cual me pareció algo adorable, así que me agaché para que ella no se lastimara para poder tomarme de la cara. Sus manos eran cálidas y suaves, tal y como lo recordaba.

— Ah, no es nada, estoy bien. -

— ¡¿Bien?! ¡Tadano, mira! - Puso enfrente de mi vista sus manos, que habían sido manchadas con algo de sangre pastosa a medio coagular. En un dos por tres ya me había tomado de la manga del suéter para llevarme al baño a toda prisa. Me ordenó sentarme en la orilla del ofuro en lo que buscaba en el botiquín detrás del espejo del lavabo.

Me sentí idiota al no poder darle explicaciones sinceras, pero si quería mantenerla a mi lado, lo menos insensato que podía hacer era decirle alguna mentira que pudiese calmarla.

Ideé algo en los pocos segundos que me dio mientras veía mi apariencia en un espejo de cuerpo completo que había empotrado en la pared, antes de notar que ella acercaba a mi rostro una gasa mojada en agua oxigenada, limpiándome un par de cortadas en el rostro, encima de mi ceja. Ardía como los mil demonios, pero no pude quejarme al saber que Retsy lo hacía por mi bien y con un tacto suave que apenas y rozaba mi piel contra la gasa, solo daba pequeños toquecitos en las heridas.

 — ¿Vas a contarme qué te sucedió? -

Aclaré mi garganta, y decidí empezar a montar mi farsa por lo último que recordaba.

— Bueno, sucede que cuando iba al convini, había olvidado mi billetera y mi teléfono, así que decidí volver de regreso a la limusina. - 

Ella tiró la gasa sucia en el cesto vacío al lado del inodoro, mojando una nueva para limpiar ahora una cortada que tenía en la mano libre, algo de lo que no me había dado cuenta.

—¿Y que sucedió después?

— Bueno yo-. - Hice una pausa por el dolor que me hizo aspirar entre dientes, dándome un poco de tiempo para pensar. — Un carterista, me atacó por detrás.

— ¡No me digas que te querías oponer al atraco! - Su tono ahora era horrorizado, como si no fuese a aceptar si yo dijera que, en efecto, me negué a entregar mis pertenencias. 

—La verdad es que no me dio tiempo a reaccionar, porque me golpeo y me dejó tumbado, me busco pertenencias en los bolsillos, y después de no encontrarme nada de valor, me pateó con fuerza, y creo que me desmayé.-

—Es que no lo entiendo ¡¿Cómo fue posible que nadie te ayudara si estabas en medio de la calle?! - Exclamó con enfado mientras envolvía mi mano cortada con un vendaje suavemente apretado 

Whispers of pain [Tadano x Retsuko] AGGRETSUKODonde viven las historias. Descúbrelo ahora