DESTRÚYEME~Kazutora Hanemiya// Tokyo Revengers

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Realmente no era de extrañar que algún miembro de las fuerzas policiales fuera corrupto, sobre todo alguien de un rango tan alto como lo era Naoto Tachibana, pero, ¿Por qué habría tomado aquel camino de repente? Según entendí cuando Kazutora me puso al tanto de lo sucedido con Hanma, Naoto comenzó a ser parte de aquellas "vistas gordas" a temas como drogas y trata de mujeres hacía ya algún tiempo, poco antes de que Tora salga de prisión.

¿Qué podría corromper tan drásticamente a un prestigioso y reconocido detective?

- Es increíble que el hermano de Hina esté metido en esto - dijo Chifuyu negando con su cabeza, golpeando la mesa - ¿A cuántas personas les habrá hecho lo mismo?

- Kazutora, ¿Hay alguna razón para creerle al idiota de Hanma? Recuerdo muy bien qué clase de persona es - aseguró Baji, mirando al ojiamarillo - No confiaría en su palabra tan fácilmente.

- Después de lo que le hizo Mikey, yo diría que sí le creo - dijo Tora riendo mientras me abrazaba fuerte y besaba en el cuello. Lo miré extrañado y los tres rieron en complicidad, al parecer Mikey, el pequeño rubio que conocí en la fiesta donde tuve aquel "encuentro" con Tora era alguien bastante de temer.

Los compañeros de departamento de Kazu se retiraron a comprar algunas cosas para la tienda, no sin antes advertirle que al día siguiente, cuando esté mejor de aquellas heridas, volvería a trabajar con ellos, haciéndome reír ante aquella situación, ya que se veían como una pareja retando a su pequeño hijo haragán.

Era cerca del mediodía, por lo que ya debería marcharme, pero decidí que iría a mi departamento; no podía depender de mi hermana siempre que algo me sucedía, mucho menos ahora que tenía una idea de qué pasaba. Debía retomar mi vida, y aunque ya no tenía mi empleo, no era algo tan urgente, primero necesitaba estar bien emocionalmente, y gracias a los dioses, Tora estaba allí conmigo.

Fuimos en su motocicleta hasta mi departamento, el cual estaba bastante sucio al haber pasado ya varios días sin tener algún tipo de aseo, ya que por la ventana se colaba bastante polvo, pero después de abrir las ventanas y tomar los artículo de limpieza, Kazu me ayudó a limpiar aquel desastre después de poner algo de música.

Quitar el polvo del piso, de los muebles y trapear llevó varias horas, entonces tomé mi móvil y pedí una pizza, nuestros estómagos estaban completamente vacíos.

Después de "almorzar" a las 3 de la tarde, nos dirigimos a la habitación a realizar el mismo labor: quitar el polvo y trapear, para luego poner sábanas limpias y perfumar el ambiente. El cuarto de mi departamento no era muy grande, por lo que no nos llevó mucho tiempo asearlo, pero realmente quedamos exhaustos.

- Todavía queda limpiar el baño - le dije a Tora haciendo un puchero, mientras me tiraba en la cama recién armada. El se recostó junto a mí.

- No seas floja - agregó riendo - Tuviste mi ayuda, ¿No?

- Si llamas "ayuda" a sacudir el plumero y devolver la tierra al mismo lugar.

- ¡Ey! La intención cuenta, ¿No?

Ambos comenzamos a reír y Kazutora se abalanzó sobre mí, comenzando a besarme. Tomó mis muñecas, dejándolas a los lados de mi cuerpo mientras bajaba besando mi cuello, para luego volver a mis labios.

- Eres una hermosa "maid" - sonrió pícaramente aún besándome, pero entonces recordé algo y lo empujé suavemente para levantarme. - ¿A dónde vas? - preguntó. Yo sólo coloqué mi dedo índice de forma vertical en mi labio en señal de silencio y abrí mi armario para tomar una pequeña caja.

- Ya vengo - dije, yendo con aquella caja al baño.

Había comprado aquel disfraz de "maid" al menos un año atrás, cuando comencé a tener problemas con mi ex, creyendo que la pasión volvería por usar un traje sensual, ¡Qué ilusa! De todos modos no había llegado a estrenarlo, lo que agradecí, ya que aquel era el momento  indicado para usarlo, a demás de que estaba con la persona indicada también.