Día 5: No has cambiado

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Estaba agotada, en verdad no pensó que tendrían mucho que hacer, pero no podía quejarse, su jefe le había permitido tomarse la tarde de ayer, más que eso estaba segura que él era la persona que estaba pagando el costoso tratamiento de su hermano (no se atrevía a preguntarle, pero imaginaba que este se lo negaría).

─ Vamos Carmen aun nos faltan algunas tiendas por ver.

─ Sí, señor Lawrence.

─ Ya te dije que me digas Johnny.

─ Pero...

─ No estamos en la oficina, así que no veo el problema.

─ Lo intentaré, Señor Lawrence ¡Perdón! Quiero decir Johnny.

─ Falla número 1.- La chica le miró con duda cosa que le causó mucha gracia. ─ Cada vez que me digas señor se anotará como una falla y tendrás que compensarme acompañándome a hacer todas las compras.

─ Entendido Johnny.

Carmen sonreía, nunca creyó que trabajar junto a Johnny Lawrence sería divertido, a sus 26 años vivía solo para reunir el dinero que ayudaría a su familia, solo había terminado la preparatoria y después entró a I.W como simple ayudante, y eso hubiera seguido de esa forma de no haberse tropezado con su jefe, en verdad esos últimos días habían sido los más felices.

─ Muy bien sigamos, aunque no podremos terminar hoy, hay que ver hasta dónde llegamos.

El genio no la menospreciaba como los demás noto que ella tenía actitudes para manejar todo lo concerniente a la compañía, y eso le agradaba, la mujer era muy capaz y tenía visión para los negocios, era una lástima que debido a su timidez y su creencia de que era una incompetente, provocaba que en las cosas más simples cometiera errores. Al parecer tendría que ayudarla a que tomara un poco más de confianza en sí misma.

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─ Chicos en verdad estoy contento de que todos estemos reunidos como antes, pero estoy ocupado.

─ Eso es mentira Bobby, tu siguiente paciente vendrá en dos horas.

─ Pero tengo otras cosas que hacer Tommy.

─ Vamos, danos algo de tu tiempo, yo igual tengo un importante trabajo, pero le pedí a dos de mis chicos que me cubrieran por hoy.

─ Quién diría que Dutch se tomaría en serio su trabajo.

─ Jajajaja muy graciosa Susan. ─ contestó con sarcasmo ante la burla de su pelinegra amiga.

─ Bueno ya que estamos todos reunidos, deberíamos comenzar.

─ Dirás, casi reunidos nos falta el campeón y Ali.

─ Daniel no puede venir a esta reunión.

─ ¿Por qué no? ─ Jimmy estaba contento de ver a sus demás amigos, pero ciertamente faltaban algunos, y eso le deprimía un poco.

─ Porque el tema que vamos a tratar lo pondrá triste.

─ ¿Qué tema? ─ Brown ciertamente estaba sorprendido al ver a sus amigos aparecer en su consultorio, se sintió feliz de verlos, pero también sabía que nada bueno saldría si estaban la mayoría reunidos.

─ John Lawrence. ─ Contestó un molesto Tommy, de verdad seguía sin creerse que el millonario hubiera cambiado.

─ ¿Qué pasa con Johnny? ─ Bobby se daba una idea de lo dirían sus amigos, esperaba equivocarse.

─ Aquí estos dos. ─ señalando a Susan y a Dutch. ─ Mencionan que Lawrence apareció antes ellos pidiéndoles un favor, cosa muy pero muy rara, ya que se supone que él nos dijo que jamás en lo que le restaba de vida volviera a vernos.

Nadie cuestionó el tono lleno de resentimiento de Tommy, porque igual que el rubio, ciertamente aún estaban resentidos con el genio.

─ Aja ¿y qué es lo raro en todo esto?

─ Vamos Bobby. ─ Replicó Tommy. ─ A menos de que Lawrence se esté muriendo, dudo que se haya acercado a ellos por una buena causa.

Ninguno a excepción de una pelinegra noto el leve estremecimiento que había dado Jimmy, y eso ciertamente era muy extraño. Al parecer tendría que interrogarlo.

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Había salido de su apartamento para distraerse, no pensó que el dibujar escenarios y personajes para un cuento sería muy gratificante pero también un poco estresante, además de manera inconsciente dibujaba a todos sus conocidos, como por ejemplo su mejor amigo Freddy quien ahora estaba de viaje o su vecina Amanda que cada vez que lo veía intentaba que tuvieran una cita.

Caminaba en el centro comercial, veía una que otra tienda para distraerse, entonces lo vio. Se encontraba sentado en una mesa en la zona de comida, llevaba ropa casual y no los ostentosos trajes que se había acostumbrado a su usar. A pesar de eso, atraía las miradas de cuánta gente pasara, pero el moreno ignoraba a todos a su alrededor, de manera inconsciente fue acercándose. Ya estando a unos metros cerca, vio a una linda chica morena acercarse a él.

─ Lo siento señor Lawrence. ─ se veía agotada, al parecer había corrido y llevaba una pequeña bolsa en su mano derecha.

─ Has fallado por 15 vez, recuerdas lo que te dije que sucedería ¿verdad?

En ese momento recordó que ese ya no era su Johnny, el chico del cual había estado enamorado, ahora era John Lawrence el joven presidente de Industrias Weinberg.

─ Como siempre tratando de manera tan cruel a tus empleados. ─ terminó de acercarse obteniendo la atención de ambos.

─ Eh... Y tú metiéndote en mis asuntos LaRusso. ─ respondió con una sonrisa burlona en su rostro.

─ Porque no puedes tratar de manera amable a las personas, no has cambiado en nada. ─ tenía el ceño fruncido y su expresión molesta denotaba su claro disgusto ante la actitud del rubio. ─ Además quién sabe qué encargo le pediste para que esté exhausta.

─ Dis... Disculpa. ─ Trato de hablar la mujer.

─ Eso no te importa, te lo dije en aquella ocasión no te metas en mi vida, eres molesto. ─ se levantó de la silla y empezó a caminar.

Daniel estaba molesto y herido ante esas palabras, pero ya debía entender que ese no era la persona que amaba, solo era un hombre arrogante y cruel.

─ ¿Señor LaRusso?

─ ¿Te encuentras bien? Te veo un poco cansada.

─ Estoy bien.

─ Qué bueno, pero no deberías trabajar con alguien como él.

─ No, es un error. ─ Carmen por un momento había visto en la mirada de su jefe tristeza, no sabía que había sucedido entre ellos, pero no quería que por su causa las cosas empeoraran. ─ El señor... quiero decir Johnny no me obligo a nada.

─ ¿Qué?

─ En realidad esto que traigo. ─ mostrándole la bolsa que cargaba. ─ Es un regalo para mi hijo, Johnny me permitió ir a la tienda a comprarlo, la razón por la que me dijo que había fallado, es porque ha intentado todo el día que lo llame por su nombre, pero aún me cuesta.

─ Por favor no tienes que protegerlo.

─ No lo hago, en un principio al igual que usted creía que las cosas serían horribles trabajando para él, pero Johnny me escucha, me permite expresar mis opiniones y me toma en cuenta. Nadie antes de él, lo había hecho. Así que no crea que lo protejo, simplemente no quiero que tenga una idea equivocada.

Sin decir otra cosa, Carmen se despidió de él y corrió en la dirección del rubio intentando alcanzarlo. Daniel no sabía qué pensar la mirada honesta de la muchacha le mostró que cada palabra era verdad, realmente estaba confundido, era mejor que fuera a casa a descansar, mañana sería otro día.

12 Días (LawRusso) [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora