Fiesta de Halloween

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<Respira...>

<Todo va a salir bien...>

<Relajate...>

-¡Aliiii!- la llamó Gabriela alzando la mano- ¡Aquí, ven!

Alinna enderezó sus hombros y bajó los peldaños deseando que se la tragara la tierra. Con el grito de su amiga, todos a su alrededor se dieron vuelta a mirarla y eso era lo que menos quería.

Inspiró profundo y sonrió acercándose a la mesa que ocupaba su grupo de amigos.

-Hola- Saludó.

-¡Madre mía! estás de infarto- dijo Gaby, logrando que Alinna se ruborice más, si es que eso era posible.

-Gracias- contestó sentándose a su lado en la silla que le tenían reservada.

-Bonito disfráz- le dijo Matías dándole un beso en la mejilla derecha.

<Que bien huele> penso Alinna inspirando disimuladamente.

-Bueno... en realidad fué idea de Gaby- Respondió nerviosa.

-Jajaja. Cuando te vea Jenn, se va a arrepentir de haberte dicho que tenias que venir disfrazada de planta, la muy...

-Bueno, Gabi... - la interrumpió Alinna -La verdad es que no me sieto muy cómoda... me siento como desnuda...

-¡De eso nada! ¿Verdad que está tremenda, Mati?

Matías sonrió, se mordió los labios y asintió mirándola de arriba a abajo. 

Hacía un tiempo que comenzó a mirarla con otros ojos, pero no se animaba a dar el paso porque no estaba seguro de sus sentimientos. Aunque intuía que iban por buen camino dado que ultimamente siempre que salían, terminaban conversando solos, alejados del resto, casi sin darse cuenta.

-Yo diría casi irreconocible- dijo Lucas, que estaba sentado al otro lado de Matías -Deberías arrestarla por escándalo público, Mati. Jajaja.

Matías estaba disfrazado de policía, la camisa del uniforme se le pegaba a los músculos de su pecho marcando sus pectorales bien definidos y las mangas se ajustaban a sus trabajados biceps, resultado de ser un deportista empedernido.

Conociendo el apuro de Alinna, Matías le dijo a Lucas:

-Ya deja de meterte con ella, no ves que la incomodas- Sin embargo no pudo evitar una sonrisa de lado y mirarla nuevamente de arriba abajo, con lo que logró que se ruborice una vez más.

Alinna se retorció las manos nerviosa debajo de la mesa. Cuando Matías le sonreía de ese modo, no podía evitar sentirse nerviosa. Algo le decía que su amistad se estaba convirtiendo en algo más.  

Matías le gustaba y mucho, sin embargo había alguien más que le provocaba emociones intensas, alguien que estaba muy lejos de su alcance y tapoco sabía si querría que lo estuviera dado que la intimidaba demasiado.

-No se cómo dejé que me convencieras, Gaby.

El disfraz de Alinna era un vestido ajustado al cuerpo verde, escote palabra de honor, donde tenía apliques de pequeñas hojas bordadas en lentejuelas y piedras. En el centro, formando una V hasta el ombligo, y a los lados hasta la cintura; presentaba transparencias en microtul que la hacían verse muy sensual. 

Completaba el atuendo con botas negras de tacones, largas hasta las rodillas, desde las cuales trepaba una enredadera de hojas por sus piernas y se perdían en unas ligas bajo el vestido.

Su cabello castaño estaba sujeto hacia atrás por una vincha, también adornada con hojas, para luego caer formando bucles hasta la mitad de su espalda.

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