La sexta razón: De derramar bondad.

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¿Estás bien? ¿Por qué eres así?

Hasta yo pude oír las burlas que recibiste.

Sé que te diste cuenta. Cuando cerraste lo ojos en el momento en que las burlas de esas chicas detrás de ti se intensificaron, era obvio que no había nadie más a quién señalar ahí.

Y sin embargo cuando aquel carro pasó a toda velocidad junto a ustedes y tu compañía resultó con el vestuario mojado, te ofreciste de inmediato a prestarle tu suéter.

No sé porqué harías algo así como ofrecer bondad a alguien que no lo merece. Y sin embargo, sonríes como si nada... Por más que fue irreal tu amabilidad desbordante, me atrapaste de intriga una vez más con tu forma de ser.

Todas mis razones para amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora