🍁𝘊𝘢𝘳𝘵𝘢🍁

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Rubius se sentó en el sofá mientras se secaba el cabello y observó la carta en la mesilla frente suyo algo inseguro, ¿debería leerla?. No estaba destinada para él así que eso contaba como violación a la privacidad pero, la curiosidad le estaba picando un poco.

Lo pensó un rato y decidió dejarla en paz, es más se la debería al menor, sabía que si se quedaba más tiempo con la carta en su posesión no tardaría en leerla.

Rápidamente se levantó del sofá, se colocó sus zapatos y dejó la toalla en el sofá, luego la recogería. Se colocó su sudadera color negro, tomó sus llaves y rápidamente salió de su hogar, no sin antes cerrar la puerta y despedirse de sus mascotas.

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Willy se levantó algo exaltado al escuchar su puerta ser tocada, bostezo y se levantó de su cama confundido al ver la hora. Fue a la planta baja de su hogar y abrió la puerta.

—Tío-, son las once de la noche, ¿Que haces en-...?—detuvo su habla y parpadeó un par de veces más para comprobar que había despertado del sueño.

—Lo siento Willy...¿Puedo pasar?—El chico castaño estaba frente suyo totalmente empapado por la lluvia mientras le miraba algo nervioso, probablemente la posición en la que estaba el mayor hicieron que el albino pensará por un segundo que seguía soñando.

—eeeh...—el ojos esmeralda parpadeó de nuevo y sonrió nervioso—cla-claro, pasa—respondió el chico haciéndose a un lado—Rápido, estás empapado—dijo el albino preocupado. Rubius agradeció mentalmente y entró a la casa con cuidado de no empapar casi nada mientras el contrario cerraba la puerta—espera, te traeré algo para que no mojes la sala—Habló Willy y subió rápidamente a su habitación.

Rubius rápidamente sacó la carta que escondió en su camiseta (para que no se mojara), algo preocupado. Suspiro aliviado al notar que está estaba bien...al igual que su camiseta, estando solo la sudadera mojada. Se quitó la sudadera y la sujetó con cuidado de no mojarse aún más.

—el baño está por allí—mencionó el oji esmeralda y el híbrido se sobresaltó un poco, cosa que hizo reír al menor—te traje una sudadera y un calentador, puedes colgar tu ropa en el baño y esperar a que se seque—dijo el albino con una leve sonrisa.

—gracias tío, me estoy sintiendo mal y todo.—hablo el híbrido bajando levemente las orejas mientras tomaba la ropa.

—tranquilo—dijo el albino algo avergonzado. Rubius se dirigió al baño y Willy se fue a sentar al sofá mientras esperaba.

Cuando el mayor termino de cambiarse se sentó al lado del menor, el albino al sentir como alguien estaba a su lado abrió los ojos lentamente y bostezo.—Bien rub, ¿Porque estás en mi casa a las 11 de la noche con una lluvia que parece que se va a caer el cielo?—preguntó willy mirando confundido al mayor

—bueno, yo venía a devolverte esto—habló el híbrido entregándole la carta al albino—veras, iba a poner minas en tu casa pero te vi dormido y me dio penita, entonces fui a casa de luzu donde creo que había una fiesta y escuché que tú y veg estuvieron hablando el el cartel, y otras cosas que me dieron curiosidad, fui al cartel encontré la carta, un aldeano me vio y tuve que irme, fui a mi casa, y decidí devolverte la carta—el híbrido tomó aire mientras internamente pensaba "mucho texto".

El albino estaba procesando todo lo dicho con una cara de sorpresa al ver la carta.—y en medio de mi caminata hacia un casa empezó a llover—comentó Rubius. el albino miró incrédulo al mayor. ¿El en serio hizo todo eso, por pura curiosidad?.

—vaya, tío, no sé qué decir—hablo el albino—hiciste toda una travesía por una carta—dijo el albino mirando la carta en sus manos—incluso me da pena porque no es como si fuera la gran cosa—mencionó avergonzado el albino. El castaño negó con la cabeza con el ceño algo fruncido.

—Escribiste esa carta a puño y letra con todo el cariño del mundo y con la emoción más pura de entregarla y ver la reacción del destinatario, chaval, mira el corazón, míralo, es el corazón más mono que he visto en mi vida, lo que sea que haya escrito ahí y el tontito de triple siete no haya podido ver es digno de un marco.—dijo el castaño con brazos cruzados y haciendo sonrojar levemente al menor por los halagos.

—Bueno, tampoco lo flipes chaval, léela, es sólo una carta cursi más—dijo el albino avergonzado

—Vale—dijo el castaño seguro de sí mismo y el albino se sobresaltó.

—¿que?, no, es un decir, no te lo tomes tan en serio—hablo el albino totalmente nervioso tratando de recuperar la carta.

—ejem, ejem...—empezó a hablar el castaño ganándose un pellizco de la oreja—¡ay!, vale, no lo leeré en voz alta, ¡suelta mi oreja!—exclamó el mayor y el albino suspiro resignado.

—Rubén, no lo leerás, es privado.—dijo el albino seriamente y el castaño suspiro rendido

—agh, vale...—el castaño de devolvió la carta y ambos se quedaron en silencio unos segundos...—¿Que planeaste hacer hoy?—pregunto el castaño repentinamente

—¿eh?, ¿Y esa pregunta?—

—ya sabes, es tu cumpleaños—explicó el mayor

—oh...bueno, en realidad nunca tuve planes, solo lo tome como un día más—explicó el albino avergonzado y el castaño le miró ofendido.

—¿me estas diciendo que yo estuve más emocionado por tu cumpleaños que tú mismo?, Joder Guillermo, eres impresionante.—rio ligeramente el mayor y el albino soltó una risita.

Ambos miraron a la ventana tras ver un rayo y el castaño suspiro...el albino le miró con algo de pena—hey, ¿Quieres ver una película?, Para pasar el rato, esta lluvia no parece querer irse.—sugirió el menor

—claro, no es como si tuviera muchas opciones, pero acepto—bromeo el castaño.

Y así, ambos pasaron una de las noches más alocadas de su vida.

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𝘈𝘵𝘵𝘦: 𝘎𝘶𝘪𝘭𝘭𝘦𝘳𝘮𝘰 𝘋í𝘢𝘻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora