2.

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El escondite.

Ryan.

Su cabeza reposa en mis piernas mientras se toma fotos, ignoro el hecho de que me este capturando y sigo leyendo el libro que tengo en mis manos.

—¡Pero voltea a verme!—Se queja.

—Si quieres fotos mias contactate con mis agentes.

Se ríe y me quita el libro de las manos. Enfoca sus ojos en los mios y alzo una ceja esperando que hable.

—Soy tu novia, puedo tomarte fotos cuando se me de la gana y tu debes posar para mi—Me pone el celular en la cara—Ventajas de ser tu mujer.

Me hace reir y toma la foto.

Se me sube en el regazo dejando sus piernas a cada lado de mi cintura y tira el celular a la cama. Me mira los labios y espero el beso para poder deshacerme de las ganas de su boca, ganas que me abarcan cada que la tengo cerca.

Se niega a besarme y solo sonríe con inocencia seperándose luego de minutos de tensión.

Trata de bajarse y la tomo del nacimiento del cabello antes que pueda hacerlo, la pego a mi boca y paso la lengua por sus labios.

—¿Te gusta?—Le digo—¿Te gusta ser mi mujer y aprovecharte de ello?

—Si—Acaricia mis labios con sus dedos—Me gusta ser su mujer señor Kovalev—Su voz sale en un susurro que me engorda la polla.

La beso, adrentándome en su boca y pareciera estar tan desesperada que se mueve a mi ritmo pero no es capaz de igualarlo ya que mi lengua siempre es la que la domina, me entierra las uñas en la mandibula mientras sus caderas parecieran tener vida propia moviéndose sobre mi pelvis.

Subo su falda acariciando sus muslos, trato de llegar a las pequeñas bragas que se que tiene pero el sonido de la puerta me hace detenerme.

Lucia se ríe y mete la cabeza en mi cuello, yo soy quien le hace frente a Byron, uno de los de seguridad que no deja de verle las piernas desnudas.

—¿Dime, te pago para que veas a mi mujer o para que seas mi escolta?

— No...yo—Se escapa de ahogar con sus propias palabras y Lucia no deja de reír en mi cuello—Señor...

—¿Que haces en mi habitación?—Bajo aun mas la falda de Lucia y la tapo con mis manos.

—Solo quería avisarle que el cargamento se entregó correctamente—Habla viendo hacia abajo.

—No vuelvas a entrar sin tocar—Niego retractandome—No vuelvas a entrar a mi habitación. Ahora largo.

Sale sin decir nada y Lucía se aparta para verme.

—No debiste tratarlo mal, es un ser humano.

—¿Ahora lo defiendes? ¿Te gusta acaso?

Se ríe y asiente—Podría ser...es guapo...

La tomo de los hombros y la empujó, haciendo caiga en la cama mientras su risa inunda el lugar.

La ignoro y me levantó buscando la salida.

—¡Ven aquí!

Salgo y cierro la puerta tras de mi.

<<Le voy a dar un castigo>>

Me adentro en el salon donde yacen pinturas que he comprado, es el lugar mas callado de la casa y ella no lo conoce lo cual me dará espacio por un momento.

No enciendo la lampara, solo abro el ventanal por donde la luz de la luna recae en uno de mis cuadros favoritos.
El salón es enorme con espacio de sobra para mas cuadros de los que hay, me acerco al azul de dos metros que me dejo mi madre y enciendo un cigarrillo listo para apreciarlo.

Extras InefablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora