POV Amber.
Después de encontrarme con Kyen, fui a mi siguiente clase, Lengua. El profesor anterior ya se había ido y Die estaba en la puerta, seguramente esperándome, se le veía tranquilo y sonriente. Me entró un cosquilleo en las piernas, realmente estaba bastante bueno el niñato.
- Hola rubito, me-me encontré con Kyen, ¿querías algo...?, ¿De mí? - Que estúpido sonó eso, malditos nervios... - ¿nervios? - Era muy extraño esto.
- Ya te dije que me llamaras Die... Es que, verás, me he fijado en algo y... Quería estar seguro de lo que pienso.
- Bueno... Dispara. - Dije mientras me apoyaba también en la pared al lado suyo, cruzada de brazos y mirándole atentamente. Unos ojos muy bonitos, por cierto.
- Me he dado cuenta de que Dani y tu son muy amigas.
- Sí, es como mi hermana. - ¿A que vendrá todo esto?
- Y también me he dado cuenta de que cada vez que alguno de nosotros tres hablan con vosotras dos, la gente se nos queda mirando... Como ahora, por ejemplo. - Miré hacia dónde él señalaba y efectivamente, todos los del pasillo nos miraban atentos mientras decían cosas a lo bajo y otros simplemente hacían como si no prestaran atención a lo que hablabámos Diego y yo.
- Ya... ¿Y? - Le dije con un suspiro.
- Que me gustaría saber la razón, si no te importa. Más de alguna que otra persona me ha avisado de que estaba metiéndome en zona peligrosa... Y no entiendo.
- Es una larga historia... Soy la que impone, doy miedo y la gente me respeta. El director es mi tío y poco más que contarte.
- Osea que... ¿Eres una especie de manda más?
- No como esas pijas que se creen lo mejor, que también hay, sino como una especie de jefa.
- Pero... parece que eres popular.
- Pero no como tu piensas. - Le contesté con una sonrisa triste. Estaba empezando a recordar todo lo que me había ocurrido y lo que había hecho para estar hoy aquí y así, como soy... Me empecé a deprimir un poco.
- ¿Estás bien? - Se le notaba preocupado, pero por pura lástima o amabilidad... Tenía que acabar con esto, no quería que vieran que era una sensiblera o débil.
- ¡Claro que sí, imbécil! - Dije mientras le daba un puñetazo en el brazo.
- Em... vale... - Me arrepentí de aquello al instante, le habría parecido una marimacho de eso estoy segura. - Eres bastante fuerte, ¿eh? - Mencionó mientras se sobaba por donde había recibido mi golpe.
- Pues sí, ahora, ¿has acabado?
- No, ya hablaremos después si te parece. - Y me sonrió. Menos mal, espero que no empiece con un cuestionario ni esas cosas. - Me caes bien Amber, pero no intentes ser quien no eres, no funciona. - Eso último me lo dijo al oído y tanto yo como los demás presentes nos sorprendimos de esa muestra de... ¿Confianza?
La profesora de Lengua ya iba a entrar y nos sentamos en nuestros asientos. Los demás seguramente estarían hablando sobre lo que acababa de ocurrir y estarían haciendo conclusiones precipitadas de Diego y yo.
Me encontraba muy confusa. ¿Diego había descubierto tan fácil que no soy como soy, con solo un puñetazo?, el chaval era muy inteligente o yo demasiado ilusa. Tal vez habría sido un truco para hacerse el interesante o para hacer que confié en él y contárselo todo. No sé que pensar, estas cosas se le dan bien a Dani, después le preguntaré...
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Una Adolescente Problemática.
Humor- ¡Solo te importan los estudios Jaison!, ¡vive un poco la vida!, ¡joder! - Me gritó Amber. Estaba ya harto de todo esto, ¡ella era insoportable!, ¡me sacaba de quicio! - ¡Y a ti solo te importa pasarlo bien, salir de fiesta, beber, follar y dormir...