Capítulo 5 - La cumpleañera

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Diego.

Me levanté a las 7.00 am. para ir al instituto. El primer día había sido muy interesante para mis amigos, para mi había sido algo normalito. Ya habían pasado unas semanas y no habían ocurrido cosas muy interesantes, Dani y Kyen seguían de tonteo y Amber y Jason como siempre, discutiendo.

La luz que provenía de la ventana de mi balcón hizo que cerrara los ojos con fuerza. Mi habitación era grande y amarilla, con una cama enorme de matrimonio, un armario azul marino, una televisión de pantalla plana de sesenta pulgadas, un escritorio situado a la izquierda de la sala y un baño que tenía a la derecha de mi cama. Fui al armario y me vestí con pantalones largos negros, una camiseta amarilla y mis nikes blancas. En el baño me peiné como siempre el pelo en punta con ayuda de gomina y agua, me lave la cara y los dientes y me eché mi colonia de one million para hombre. Tardé media hora en hacer todo aquello pero solo me quedaba ir a desayunar algo rápido, no me gusta desayunar en ''familia''.

Hoy cogería mi descapotable rojo ya que hoy íbamos a una fiesta de un amigo que conocí ayer. Se llama Francisco, pero le llamo Fran. Nos caímos bien y al presentar a Kyen y a Jason me invitaron a mi y a ellos a la fiesta del cumpleaños de su hermana, ya que se ve que era sorpresa y como no era sociable quería que todo el mundo fuera para que su hermana se sintiera querida. Me pareció buena idea, tendría que comprarle algo.

Mientras bajaba por las escaleras se me ocurrió que podrían venir Amber y Daniela, así Ky tendría la oportunidad de acercarse a Dani y yo me las arreglaría para juntar a Jay y Amber para que hablaran de lo que quisieran hablar, que aclararan las cosas y quién sabe... Yo no creo que acaben juntos, Amber es demasiado atractiva y borde para Jason y él es demasiado inteligente y amable para ella, aun que los polos opuestos se atraen, pero eso sería como un milagro.

Me dirigí a la cocina y para mi sorpresa no estaban ni mi padre ni Nicole, mi madrasta, al que si me encontré fue a Gullier, mi mayordomo, que estaba preparando lo que pude adivinar que sería mi desayuno. Él es de mediana edad, con bigote y pelo gris, es alto y viste con traje. Siempre ha sido muy educado y me ha ayudado, aconsejado y dado compañía desde mi infancia. Ha sido como un segundo padre para mí.

- Buenos días señor Ramirez. - Me saludó con respeto.

- ¡Buenos día Gullier!, ya te dije que me llamaras Diego. - Le dije mientras le daba una palmada en la espalda.

- De acuerdo señorito Diego. - Respondió con burla.

- Así mejor. - Él sonreía mientras negaba con la cabeza y yo le devolví la sonrisa.

- La señora Nicole y su padre se han ido de compras y después a cenar fuera. Les ha dejado dinero en la entrada. - Me informó. Yo estaba sentado en una de las butacas que había en la encimera-mesa y él me puso el desayuno. Huevos con bacon, tostadas y zumo de melocotón.

- Okey. ¿Hasta que hora? - Pregunté antes de coger una tostada y engullirla.

- Hasta las dos de la madrugada, pero más tarde no.

- Esta bien... - Suspiré. Después de comerme la otra tostada y un poco de bacon, acabé devorando los huevos y me bebí el zumo con calma. - Muy rico todo Gulli. Gracias.

- Es mi trabajo señor. Que tenga un buen día. - Me contestó antes de coger mi plato vacío y el vaso y ponerse a fregar.

- ¡Adiós! - Grité para que me oyera. Cogí mis llaves del descapotable rojo, guardé los cien euros en mi bolsillo y puse mi mochila en el asiento de atrás. Subí al coche, abrí el garaje automáticamente con el mando y arranqué.

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⏰ Última actualización: Mar 18, 2016 ⏰

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