Introducción/Capítulo 1

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Los coches se detuvieron a mitad de una bajada, Michael permanecía quieto, observador, demasiado analítico en cada acción de esos hombres. Muchos tipos delgados, rostros con pómulos enmarcados siendo puestos sobre una pared piedra roca en forma de arresto decían palabras en acento que él no lograba identificar. Ciertamente su idioma natal se parecían en mucho al español, pero cuando se trataba de países latinoamericanos, bueno, no estaba preparado.

Entre la multitud un tipo insultó a uno de los militares, de alguna forma la nostalgia invadió el corazón escondido entre esa vida amarga, esa que no escogió pero que por su familia tuvo y debía de, su padre, que en paz descanse lo decía y lo entendió al último, esa vida no era suya.

Entonces cuando el tipo rebelde fue apresado y hubo una trifulca dentro del coche este prefirió morir por la causa, suicidio multiple con una bomba. Ello hizo que Michael, que algo en el se reavivara, ese deseo ferviente de patriotismo, de cariño a las personas, la inocencia fraguada, su nobleza, y en contra de la corrupción, de la malicia por el poder.

Él no era como su padre.

Nunca lo sería, pero en fin de estos tiempos, entendió y supo de primera mano de Hagen que su padre, lo amaba más que a sus otros hijos por ser el futuro heredero, era su favorito, un balance exacto de su naturaleza, era exactamente igual que cuando jóven en Sicilia, callado, de corazón servir, alguien asustado de lo que tenía que ser por él y por sus hijos.

Él no era como su padre, no quería serlo, pero a fin de cuentas, Michael era el fantasma de su padre de joven, antes de tener que embarrarse de Clemenza.

Y él sólo sabía que tenía que seguir con lo que se le fue entregado, por su hijo, él no era como su padre, y en el fondo, esperaba que Anthony nunca fuese como era él.

Pero de no ser como su padre, jamás hubiese conocido a su rayo, y mucho menos hubiese entendido que los rayos pueden caer simultáneamente.

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"Un buen poeta es alguien que, al pasar la vida entera expuesto a las tormentas, logra que lo fulminen cuatro o cinco rayos", Randall Jarrell (1914-1965)

¿Podría tener un beso para siempre?/Michael CorleoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora