lust × palette

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La galante figura se inclinó gracilmente sobre el pequeño tocador, Sujetando el frasquito de perfume que allí se encontraba, dos leves toques de éste en clavícula y muñeca bastaron, dejándolo nuevamente en su anterior posición, la noche acababa de empezar y sus irritadas muñecas presas de tanto trabajo (del cuál no se arrepentía) exigían su atención, levantó la pomada, dispuesto a acabar por fin con aquél escosor hasta que los golpes de la puerta principal interrumpieron su proceso, molesto por verse incapacitado de continuar con su ceremonioso ritual, alzó la voz, exclamando un "ya está libre" para la persona que estaba afuera. La figura de un alto esqueleto con reveladores ropajes se hizo presente.

–¿Sansy?... ¿Es.. estás listo?, Hay un cliente nuevo.–

Su enfado se esfumó rapidamente al notar el tono nervioso de su hermano, dándose la vuelta para observarle con cierta confusión, de reojo captó algunos de sus compañeros de burdel murmurar por el pasillo, no le costó entender lo que sucedía, conocía muy bien ése ambiente, un cliente peculiar acababa de llegar.

–Entonces no lo hagamos esperar... ¿Por qué tanto ajetreo por ello?.–

–Pues... Ésa persona pagó por toda la noche contigo.–

Lust parpadeo sorprendido ante ésa revelación, claro que estaba alegre por aquél hecho, pero no pudo evitar sentir curiosidad respecto a los pormenores del trato.

–¿Viene con alguien más?.–

–Está sólo, es un chico joven–

Apenas escucharle una sonrisa burlona se dibujó en el rostro del mayor, su postura se relajó inmediatamente y moviendo sus manos en un ademán de restarle importancia, prosiguió.

–¡Bah! Debe ser un niño que trata de verse como hombre frente a sus amigos, no durará nada, déjalo pasar Papyrus.–

Con ésas palabras dichas, quedó nuevamente sólo, suspiró, dejando de lado las pomadas y los arreglos, levantándose lentamente para dirigirse a la amplia y lujosa cama matrimonial que predominaba en la estancia, esperando, seduciendo con su insinuadora postura a quién sea que ingresara por la puerta, como si intentase trasmitir un "¿Qué tienes para mí?" Con una ardiente mirada. Hasta que por fin, el tan aclamado cliente llegó, abriendo la puerta con lentitud, un jovenzuelo de brillantes cuencas estrelladas, mantenía su mirada fija en el piso color vino, murmurando tímidamente un "con permiso" mientras cerraba con lentitud la puerta tras de si.

Lust se obligó a contener la divertida sonrisa que amenazaba con aparecer, sus sospechas eran acertadas, no le sacaba más de 23 años a ése chiquillo de blanco-amarillos ropajes, prueba de ello eran los retazos de niñez que aún se colaban en la postura y expresión del joven. Se acomodó, suprimiendo el éxtasis en aumento, definitivamente disfrutaría estrenarlo, no solía admitirlo frente a nadie (para no poner celosos a sus futuros clientes, solia decir) pero tenía una enorme predilección por los inexpertos. Decidió seguir con su juego, llamándole con suma calma, casi como un suave ronroneo seductor, sin moverse de su lugar, primero deseaba tantear el terreno antes de intimidarle con un acercamiento innecesario, después de todo "tenían toda la noche" para probar.

–y bien cariño ¿Me dirías tú nombre?.–

Como si hubiera despertado de un profundo sueño, el esqueleto más joven alzó el rostro, mirándole con una media sonrisa desorientada, empezando a caminar con lentitud por la estancia.

one-shot sanscestDonde viven las historias. Descúbrelo ahora