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Que animada era aquella celebración, la tenue luz que entregaba la luna y las velas puestas alrededor de toda la estancia entregaban a los presentes una probada de lo que sería, vivir en una página de un cuento de hadas.

Sin embargo, error se encontraba Absolutamente en otra página, lo habían convencido de acudir casi obligado y no se sentía perteneciente a la atmósfera que el lugar le ofrecía, todos le temían, conocían su terrible temperamento y enloquecida actitud, por lo que, parecían apartarse, mantener su distancia, algo que no le molestaba, para nada, pero había cierta atención que estaba buscando tener...

–No puedes culparlos... todo lo que saben de ti es terror y destrucción.–

Una mano se deslizó por el hombro del destructor, a pesar de estar de espaldas, reconoció rápidamente la voz de uno de los novios, un suspiro amargo salió de su boca.

–No me siento parte de todo ésto, ink.–

El susodicho sólo sonrió, empatizando con aquél, se sentó a su lado, la mirada se perdió entre la multitud que circulaba entre lazos y pálidas rosas.

–Si Dream no se hubiese emocionado con las invitaciones, creo que todo sería más fácil.... Pero, ¿Sabes? Se supone que es una noche especial, independiente de todos los tropiezos y problemas, la felicidad debería estar sobre cualquier cosa o por lo menos... Sólo por una noche.–

El pintor se giró para ver más de cerca a su acompañante, entregando una sonrisa que muy podría hacerle olvidar todo ése jodido martirio, la sutil música se instauró en la escena, entregando nuevos colores al momento, mucho más románticos y lentos.

–nuestra noche.–

Le extendió lentamente una mano a su acompañante, entregándole una dulce sonrisa mientras inclinaba levemente la cabeza hacia el salón de baile, en una sutil seña, el destructor pasó largos segundos viéndolo, su silueta remarcada por la cálida iluminación, todo en él parecía jodidamente perfecto...

–eh... Por si no se nota, te estoy invitando a bailar y se me está acalambrando la mano.–