Capítulo 9: ¡Creeremos en lo que digas, siempre y cuando, sea bueno!

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Por el momento, Shao Xuan era, en el mejor de los casos, el maestro de una cueva pequeña, y en esa cueva viven un grupo de niños débiles con temperamentos irritables.

Shao Xuan procesó el pescado que trajo, abriéndolo para sacar sus tripas y agallas, tal como lo hicieron los guerreros. Desechó los desperdicios en el lugar a donde van todo el desperdicio y los desechos. Dentro de la cueva, en el lugar de la basura se amontonan los residuos de comida y alguien de la tribu lo limpia cada pocos días.

Además de las partes no masticables, los peces se comieron por completo, dejando algunas espinas quebradas y su boca, que tenía pequeños dientes afilados.

Después de compartir el pescado, los niños en la cueva se fueron a dormir. Shao Xuan encendió una pequeña antorcha antes de apagar la hoguera, luego la sostuvo para mirar el fondo de la cueva.

Originalmente, tenía la intención de almacenar algo de comida y pieles de animales, antes de que llegara el invierno, pero ahora, desde que se apoderó de la cueva y encontró un modo para pescar, planeaba llevar a algunos niños al río nuevamente y buscar más peces mañana. La tribu por sí sola no podía proporcionar suficiente comida, pero si hay suficiente comida almacenada, podían pasar el invierno sin problemas.

Todos en la tribu se preparaban para el invierno, se veía a la gente haciendo carne seca todos los días, ya que de ese modo la carne podía durar más. Si Shao Xuan pudiera conseguir más peces, no solo se mejoraría la situación en la cueva de los huérfanos, sino también se podría usar el pescado para canjear carne y pieles de animales con las demás personas en la tribu y así mantenerse calientes. Shao Xuan no quería sufrir por el frío.

Dependiendo de la pequeña luz de su antorcha, Shao Xuan caminó y miró alrededor de la cueva, superficialmente. Recordó que la última vez que vagó dentro de la cueva, fue poco después de que se despertó en este mundo. En un capricho, dio un paseo por la cueva, pero después de eso, nunca más entró en las profundidades.

Como dice el dicho, un nuevo funcionario aplica medidas más estrictas. Ya que ahora era su cueva, Shao Xuan tenía la intención de establecer sus propias reglas. Deben tomarse medidas y la cueva necesita ser reorganizada.

Antes, la tribu era pequeña y no había mucha gente. Todos vivían en la cueva y, por lo tanto, asignaban los espacios. Había secciones para alimentos, leña, carne y pieles de animales, herramientas, armas, inodoros, etc. Pero a medida que la población crecía, más y más personas comenzaron a mudarse y construir sus propias casas, por lo que la cueva se utilizó para criar a los huérfanos y comenzó a ensuciarse. Muchos lugares se vaciaron y docenas de niños vivían cerca de la entrada, ahora, había muchos espacios sin usar.

Había algunas aberturas de ventilación en el fondo pero, debido a que ha estado vacante durante demasiado tiempo, las rejillas de ventilación se bloquearon, lo que provocaba que estuviera oscuro incluso a la luz del día.

Después de su recorrido, Shao Xuan regresó a la entrada de la cueva y apagó su antorcha, después de hacer su cama de paja con el bulto de heno que había aireado al sol se recostó para dormir. Sin embargo, esa noche, por alguna razón desconocida, le resultaba difícil conciliar el sueño. Su mente estaba obsesionada por las cosas en la cueva, los peces en el río y la ilusión que tuvo durante la pesca.

Mientras pensaba en ello, Shao Xuan sintió que alguien o algo lo estaba mirando. No sabía quién o qué era eso.

Ya que no había fuego encendido, la cueva estaba oscura. La luz de la luna se extendìa por las rejillas de ventilación y traía consigo una débil luz azul, que solo se aprecia durante la noche.

Todos los niños estaban dormidos y se escuchaban sonidos de ronquidos aquí y allá. La entrada había sido bloqueada por una pesada cortina de paja para evitar el frío, no había sonidos ni escenas anormales.

Al lado de Shao Xuan, César dormía sano y salvo una señal de que no debería haber peligro ya que César no presentía nada fuera de lugar.

Crónicas de Guerras Primordiales - Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora