POV: Thomas
Ben estaba hablando con unos guardias, de momento de forma amistosa. Lo miraba de reojo con preocupación, mientras jugaba a las cartas con Daniella. Will tardaba demasiado, joder, habíamos quedado hace cuarto de hora. Por supuesto, no estaba descontento al estar casi a solas con Daniella. Ya sabía que en realidad era hija de un noble pero me daba igual, eso no cambiaba lo que sentía por ella, ni mucho menos. Lo único que me mosqueó fue que me lo contara Will y no ella, aunque prefería conocer la verdad.- He ganado. - Me mostró una sonrisa de medio lado. Cómo me gustaba esa sonrisa.
- Agh, otra partida, de revancha.
- Vamos 5-2 no hay revancha que valga. - Rió alzando una ceja.
- Supongo que tienes razón... - De repente vi que Will entraba al club. - Hey, te he estado esperando cuarto de hora, ¿dónde estabas? - Fruncí el ceño.
- Perdona, estaba con una amiga, ayudándola.
- Con que una amiga ¿eh? - Sonreí de oreja a oreja mientras arqueaba una ceja.
- Sí una amiga. - Me miró unos segundos y se puso serio. - Solo una amiga.
- Claro claro... Bueno vámonos ya. - Cogí mi bolsa que colgaba de la silla.
- ¿Ya os vais? - Daniella puso una expresión triste, haciendo pucheros.
- Sí, tenemos que ir al mercado. - Will empezó a caminar sin mirar a Daniella. - Adiós Ben. - Se despidió con la mano.
- Adiós chicos, tened cuidado. - Sonrió mientras limpiaba la barra.
Seguí a Will, que vigilaba los alrededores como siempre. Desde los dieciséis años, habíamos formado un equipo casi infalible. Él vigilaba los alrededores y si ocurría algo o nos atacaban, él se encargaba de ello. Mientras tanto, yo aceleraba el paso y obtenía lo que necesitáramos. Sólo había pasado un año desde que formamos el equipo, pero ya todos sabían que no debían meterse con nosotros. Aún así, seguía vigilando y tomando precauciones. Enseguida llegamos al mercado, sin problemas. Sacó una bolsa con monedas de plata. Era su paga, pero él siempre hacía lo mismo: le daba una moneda de plata a cada pobre que veía, ya que con esa moneda se puede comprar dos manzanas, y después con lo que sobrase pagábamos la comida. No nos gustaba comprar con el dinero de su padre, pero no había alternativa si queríamos comer lo mínimo. El pescado había subido de precio, dos monedas de plata. Gracias a la subida de precios, sólo pudimos comprar 5 peces. Dos serían para el día de hoy y el resto para Ben, para su bar. Siempre volvíamos por los callejones, supongo que nos habíamos acostumbrado a pasar por allí. Faltaban unas pocas calles para llegar pero nos encontramos con un grupo. Había unas cuatro personas, todos hombres de unos 23 años o así. Enseguida se percataron de nuestra presencia, aunque nosotros los ignoramos, por si acaso.
- ¡Eh! ¿Qué lleváis allí? - Gritó uno que parecía ser el jefe.
El hombre que había gritado llevaba un poco de barba, con una camiseta de tirantes sucia. Esa camiseta le marcaba los músuculos de sus brazos y exponía algunas cicatrices que tenía en ellos. Iba muy sucio, el pelo oscuro y tenía un cigarro en la boca.
- No te importa. - Respondió Will seriamente.
- Quiero saber lo que lleváis allí. - Se acercó amenazante, o al menos esa era la impresión que quería dar. - Y me lo vais a decir por las buenas o por las malas. - Vi que detrás suya, había un prostíbulo. Genial, encima eran puteros.
- Pregúntale a tu madre, la he visto por ahí. - señalé el prostíbulo. - Tal vez ella lo sepa.
- Thom... No les provoques, no sé cómo reaccionaría un primate ante ese insulto. - Will suspiró.

ESTÁS LEYENDO
Secret Sword.
PertualanganWill, hijo de un noble, odia la nobleza y conoce a un chico llamado Thomas, que es pobre. Se une a él en varias aventuras y liadas, mientras conoce en ellas a la chica que le cambiará su mundo, aunque ninguno lo sabe.