Hace más de mil doscientos años, una pequeña gota de sangre, proveniente de una de las últimas ellas aún sobrevivientes en las tierras de Narnia calló sobre un pequeño montículo de musgo y tierra que estaba cerca de ese pequeño pero majestuoso lago.La gota color carmesí fue consumida por el suelo mismo, esparciéndose y dándole vida a una pequeña pero hermosa flor, que a los días de su llegada comenzó a crecer como la flor más bella de todas.
Una flor que a comparación de su semilla color carmesí, era tan blanca como la inocencia pura, el blanco de las nubes, el brillo segador del sol y por supuesto, como ese pergamino tan procesado transformado en hojas, en las cuales descansaba nuestro adorado rey.
—Señor Pevensie — se escuchó después del estruendoso sonido de la regla golpeando la mesa de madera — detención después de clase — el chico con los ojos casi cerrados de nuevo se maldijo a sí mismo.
Suspiró molesto y tomó sus cosas para salir de su clase después del sonido de la campana, corrió hacia la biblioteca para su hora de estudio asignada después de haber bajado sus calificaciones.
Los últimos meses no iban nada bien para el chico, sus constantes sueños incoherentes, el cansancio que su hermano le provocaba y la pereza y estrés que le causaban sus deberes.
Miró a su tutor por unos segundos y el chico lo miró para después rodar los ojos — déjame adivinar.
—Esa voz me esta volviendo loco — dijo el chico sentándose — la escuchó en todos lados.
—Si, si, curiosamente cuando estás en clase de filosofía — el de lentes acomodó sus libros que le causaban molestia — ¿no estarás enamorado de la maestra?
—Oh, cállate — se quejó mientras dejaba su mochila en la mesa.
—Mira el contacto más cercano a chicas que no sean tus familiares es ella, piénsalo tiene sentido — el chico hizo una mueca y sacó sus libros.
—¿Como terminamos hablado de esto?
—Tienes dos meses diciéndome que una chica misteriosa te llama y no te deja dormir. Hasta yo me vuelvo loco.
24|12|21