I Want Your Love, I Need Your Love

Tercera Parte

El cuerpo del Alfa se removió con dificultad. Sus ojos, ante la luz de sol, se fueron abriendo de a poco. Kojiro podía sentir como algo, o más bien alguien, lo tenía abrazado de la cintura. 

El Alfa entonces abrió los ojos abruptamente y giró su rostro hacia el lado izquierdo de la cama.

Y en efecto, ahí estaba él.

Ese precioso Omega que tanto amaba, por el que haría cualquier cosa, incluso si eso significaba no estar con él.

El Omega descansaba pacíficamente a su lado con el rostro recargado en su pecho. Se veía muy tranquilo y cómodo.

Kojiro aún podía recordar a la perfección lo que había sucedido la noche anterior. Le había dicho a Kaoru, su mejor amigo, que no se quería casar con él, que no lo quería tomar como su Omega, ni mucho menos tener cachorros con él.

Y luego...

Y luego el Omega empezó a esparcir feromonas que nublaron por completo su vista, feromonas que habían activado sus instintos Alfa...

Kojiro abrió aún más los ojos y se separó del agarre del Omega, ocasionando que este se despertara.

—Mmm... —Kaoru se removió de la cama y bostezó. Luego se volteó para poder ver al alfa—Veo que ya estás despierto, amor —sonrió suavemente.

—K-Kaoru... —Kojiro titubeó —¿Qué fue lo que...

—Te quedaste dormido, mi amor —explicó rápidamente Kaoru, aferrándose al cuerpo del Alfa —Te quedaste dormido e inconsciente cuando utilice mis feromonas en ti.

—¿A-Acaso yo...? ¿N-Nosotros...? —Kojiro estaba asustado, pero tenía que saber si había hecho algo.

Kaoru obviamente lo notó y decidió aclarar la situación para tranquilizarlo.

—¿Qué sí lo hicimos? No, Kojiro, no lo hicimos.

Kojiro soltó un suspiro de alivio y miró nuevamente al Omega.

—¿Entonces por qué...

—¿Por qué estás desnudo? —continuó Kaoru, notando la confusión del otro —Oh, bueno, eso es porque estabas sudando mucho, cariño —explicó —Tuve que quitarte la ropa para que pudieras estar más cómodo.

—¿Y cómo explicas que esté aquí? —levantó una de sus cejas —Es más, ¿Por qué estoy aquí en tu habitación, Kaoru? —Kojiro frunció más el ceño y Kaoru solo suspiró.

—Después de que te quedaras dormido, tuve que llamar a mi padre y al tuyo para que vinieran a recogerte. Eres muy pesado, Kojiro. Así que necesitaba que alguien más me ayudara a traerte a mi habitación. O más bien, a nuestra habitación.

—¿Q-Qué quieres decir con "nuestra habitación"?

Kaoru sonrió travieso y Kojiro lo observó con atención y confusión a la vez. Luego, sin verlo venir, el Omega lo empujó y se sentó sobre su regazo. Kaoru se restregó en su miembro y puso sus suaves y finas manos en sus pectorales.

Kojiro se sonrojó al ver lo que hacía el otro.

—Ya te lo dije anoche, Alfa... No dejaré que huyas. No dejaré que te vayas de mi lado. Estarás conmigo y tendremos una familia.

Kojiro abrió los ojos y lo alejó. El Alfa también lo sujetó de las muñecas.

—Kaoru... —habló con firmeza —No puedes hacer esto. No puedes retenerme a la fuerza.

—Sí, sí puedo —dijo con seguridad el Omega—No te dejaré ir, Kojiro. No dejaré que me dejes solo...

Kojiro lo observó. El Omega lucía triste y vulnerable. Y era inevitable que no quisiera tomarlo en sus brazos y abrazarlo.

Kaoru y él se conocían desde muy pequeños. Siempre habían sido ellos dos contra el mundo. Siempre habían estado juntos y lo seguirían estando. Pero Kojiro no quería que las cosas se dieran de esta manera. No era la forma y jamás lo sería.

—Kaoru... —suspiró —Kaoru, dulzura, no tienes que hacer esto. Nosotros siempre estaremos juntos. Siempre estaré contigo... —acercó una de sus manos para acariciar su mejilla.

Los ojos del Omega brillaron—¿Entonces has cambiado de opinión? ¿Sí te quieres casar conmigo? ¿Sí quieres que sea tu Omega?

—No, Kaoru, no he cambiado de opinion —el Alfa suspiró con frustración y alejó su mano de su mejilla.

Y Kaoru pudo sentir cómo su corazón era perforado cada vez más.

No entendía al Alfa, no lo hacía en lo absoluto.

No obstante, su semblante se oscureció y sus labios formaron una sonrisa forzada y falsa.

Una sonrisa llena de amargura.

—Bueno, no importa que no hayas cambiado de opinion... No importa porque nos casaremos de todos modos.

—Kaoru... —Kojiro lo miró con seriedad y Kaoru le restó importancia, levantándose de la cama y dándole la espalda.

—Les dije a nuestros padres que querías huir de mí —le reveló Kaoru mientras se ponía una bata que tenía cerca de él.

—¡¿Qué hiciste qué?! —Kojiro se levantó de golpe —¿Por qué hiciste eso Kaoru?

—Sabes muy bien porqué lo hice, Kojiro.

—Kaoru... —el Alfa volvió a suspirar y lo tomó de los hombros para que se volteara y lo mirara a los ojos, mas este solo lo ignoró y se alejó de él.

Kojiro observó sorprendido tal acción.

—Tienes que vestirte, cariño —Kaoru caminó hacia su closet y sacó un kimono verde oscuro, luego se lo dio al alfa —Nuestros padres nos están esperando.

—¿Qué quieres decir con que "nos están esperando"?

—¡Oh, cierto! Se me había olvidado —soltó una risita —Después de dejarte descansando, estuve hablando con nuestros padres sobre nuestro compromiso. ¿Y qué crees? —preguntó animadamente —Nuestra unión será en dos semanas —se acercó al Alfa y enrolló sus brazos en su cuello —Seremos Alfa y Omega. Seré todo tuyo, Kojiro —se recostó en su pecho y besó su cuello; dejando una pequeña marca en este —Y tú también serás mío.

El corazón de Kojiro empezó a latir furiosamente ante esa declaración, pero no porque estuviera feliz o emocionado, sino todo lo contrario.

Estaba enojado, muy enojado.

Enojado con sus padres, enojado por toda esta situación, enojado con Kaoru y su actitud inmadura y testaruda.

Y Kaoru pudo sentir tal enojo a la perfección. Un enojo que hizo que se separara rápidamente del Alfa.

—¿K-Kojiro? —lo llamó con temor en su voz.

—De acuerdo, Kaoru —habló con firmeza el Alfa, alejando bruscamente al Omega de él —Tus deseos y los de nuestros padres se harán realidad. Me casaré contigo y te tomaré como mi Omega.

Kaoru lo miró sorprendido, no podía creer que el Alfa hubiese aceptado.

Sin embargo, el Kojiro dulce y cariñoso no era el que estaba hablando. Era un Kojiro que nunca antes había visto... Un Kojiro sin brillo en sus ojos, un Kojiro que lo observaba con... ¿odio? ¿asco?

Kaoru no sabía con exactitud que emoción o sentimiento estaba transmitiendo el rostro del Alfa, pero le asustaba.

Le asustaba y no le gustaba para nada.

Ellos se casarían, después de todo. Era su destino estar con el otro. Era su destino dar a luz a sus hijos.

O eso era lo que pensaba Kaoru.

Continuará...